Este antojo de toda la vida (que nos recuerda a la infancia) podría estar quitándote el sueño

Cenas pronto y ligero, esperas un tiempo prudente para hacer la digestión y te metes en la cama, pero al día siguiente te despiertas agotado, con la sensación de haber dado vueltas toda la noche sin llegar a descansar bien y te preguntas el porqué. De pronto, lo recuerdas; ese caprichito que te diste antes de dormir.

Estas situaciones se repiten a lo largo de muchas noches. Pensamos que lo hemos hecho todo bien —cenar pronto y ligero, meternos en la cama sin chequear ninguna pantalla y a buena hora— ya, aún así, no dormimos bien. En estos casos, conviene echar un vistazo atrás y recordar si hay algo, un snack o un postre que nos hemos metido en el cuerpo antes de descansar y... ¡voilà!

Di adiós al vaso de leche con galletas por la noche

María Izquierdo, catedrática de nutrición de la Universidad de Barcelona, destaca la importancia de saber la relación entre lo que comemos y nuestro descanso y en su paso por RAC1 anotó un capricho en el que solemos caer muchos antes de irnos a dormir porque nos recuerda a nuestra infancia, a esa tan ansiada merienda que nos daban nuestros padres y abuelos.

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Sin embargo, por muy buenos recuerdos que nos traiga esta combinación aparentemente inocente, podría ser la causa de una mala calidad del sueño. Nos referimos al mítico vaso de leche con galletas. Ante esta opción, Izquierdo se muestra rotunda: "Es una cena triste y no es recomendable".

¿El motivo? Que nuestra cena debería tener ''fundamento'', ya que si no, no nos sacia y, por lo tanto, nos entra el hambre en mitad de la noche, por lo que nos vemos forzados a picar algo entre horas. Además, aporta otras sugerencias que sí nos aportarían un buen descanso: "Cena dos horas antes de acostarse y no tomar bebidas con cafeína más allá de las tres de la tarde".