La impresionante isla cerquita de España con un solo residente: cero turistas por este motivo
Un paraíso perdido (y desconocido)
Cerdeña esconde una paradisíaca isla apartada en Italia / alanphillips
Si piensas en playas de arena blanca y fina con aguas color turquesa, puede que te vengan a la cabeza las idílicas islas Baleares de Ibiza, Formentera, Menorca o Mallorca. Pero, aunque no lo parezca, estas no son las únicas islas bellas del Mediterráneo.
Compartiendo mar y oleaje se encuentra otra islita, desconocida por muchos, que no está lejos de nuestro país y pertenece a una de nuestras vecinas europeas: Italia.
Roma, Florencia, Milán... son ciudades imponentes, pero nada tienen que ver con los paradisíacos paisajes de otras islas, como Sicilia o Cerdeña. Pero no son las únicas, existe otra isla, al norte de la tierra sarda, que es el deseo de muchos viajeros y en vive una única persona.
La desconocida isla italiana de acceso prohibido
Se trata de Isla Budelli, la tierra que alberga una de las playas más peculiares de Europa: Spiaggia Rossa. Denominada así por su icónica arena de color rosa que todos los turistas conocen aunque su acceso ya está prohibido.
Spiaggia Rossa, en Cerdeña, Italia / silentstock639
Spiaggia Rossa, en Cerdeña, Italia / silentstock639
Pero, ¿qué tiene esta pequeña isla que la hace tan especial? Para empezar, Budelli no es apta para todo el mundo y no da lugar a masificaciones, ya que está habitada por una única persona. Su nombre es Mauro Morandi y la prensa italiana lo llama 'Robinson Crusoe', ya que ha estado desde 1990 cuidando de esa isla para preservarla.
Aunque el encuentro de Morand con la isla fue de lo más fortuito después de que su catamarán se averiara por la zona hace más de tres décadas. Desde entonces, solo él ha vivido allí evitando que cualquier turista la pisara. Sin embargo, en el año 2021 fue expulsado de Budelli y el conocido Robinson Crusoe italiano murió a comienzos de este 2025.
¿Por qué no se puede visitar Spiaggia Rossa?
El motivo por el que la playa de arena rosa necesitaba un guardián era, precisamente, para evitar las visitas de los turistas, ya que en 1992 se impuso una ley que prohibía a los visitantes acercarse a menos de 70 metros de la isla, bañarse en la costa, escalar por las rocas...etc. Todo se debe a que muchos de los turistas que la pisaron se llevaban botellas de esta arena rosada.
Así, con el fin de preservarla, el Gobierno italiano decidió cerrarla a cal y canto para los viajeros. De hecho, la multa por incumplir esta ley asciende a 3.500 euros, 500 euros en el caso de acercarse a las rocas para hacerse fotos. A día de hoy, existen tours que te llevan por el archipiélago de La Maddalena, pero ninguno de ellos puede acercarse a Spiagga Rossa.
