Advierten de un cambio drástico en la moda de los hogares: separación entre estos dos elementos
Explicado por un agente inmobiliario

El cambio en la la moda en los hogares / KatarzynaBialasiewicz
A principios de los 2000 se instauró una tendencia de moda en muchos hogares de España: la cocina americana. O, dicho de otra manera, la cocina integrada en el salón. Además de aportar un toque moderno y diáfano, era una tendencia que a los vendedores convenía, ya que aporta una sensación de mayor espacio en la sala. Además, algunos expertos como la crítica gastronómica Julie Andrieu sostienen que la cocina, al ser el ''corazón de la casa''. "A menudo es ahí donde pasamos el tiempo, donde de verdad hablamos...", señalaba en una entrevista en La Matemática del Espejo.
Sin embargo, esta moda ha ido perdiendo fuelle con el paso del tiempo, especialmente en este último año. ¿El motivo? La preocupación de que los olores lleguen a toda la casa o que a algunas personas no les gusta nada la idea de estar viendo los platos sucios en la pila o los utensilios de cocina. De hecho, ahora cada vez son más los potenciales compradores a los que les echa para atrás un inmueble con cocina americana, como explica Alec Cornejo, agente inmobiliario en Portland, en el portal de decoración Iefimerida: "No es necesario ver el fregadero de la cocina desde el sofá".
La opción de moda intermedia
Sin embargo, hay quienes todavía siguen prefiriendo la integración de la cocina y el salón, especialmente en aquellos hogares de menor tamaño, por el hecho de aprovechar mejor el espacio. Por eso, hay una alternativa en tendencias de decoración para quienes no quieran estas dos habitaciones separadas ni juntas del todo. La arquitecta Marta Miñarro contaba en El País que una opción es cerrar parcialmente la cocina mediante unas puertas acristaladas.
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"Muchos de nuestros clientes empiezan a preferir tener la cocina aislada. Pero no encerrada como tal en una caja, sino con cerramientos acristalados que permitan verla desde otras estancias, que suele ser el salón, para conseguir el efecto de una cocina abierta, espacios más amplios y una mejor iluminación natural", explicaba al diario antes de añadir otro contra de integrar ambas salas que nada tiene que ver con los olores, como es que tenerlas juntas te obliga ''a ser más ordenado''.