Historias “escondidas” en ‘LA Woman’, el último álbum de The Doors con Jim Morrison
Morrison falleció tan solo tres meses después del lanzamiento
Aunque sus desfavorables comienzos no auguraban nada bueno, ‘L.A. Woman’ es, posiblemente, el mejor álbum de The Doors. El 19 de Abril de 1971, la banda angelina publicó su sexto disco de estudio, una colección de 10 canciones impregnadas de blues y de la esencia de la ciudad que les tenía cautivados. Quiso el destino que también fuera el último disco en el que participó Jim Morrison. Y esconde historias que (quizá) no conocías
“¡Se acabó!”
A finales de 1970, el peaje psíquico por las adicciones de Jim Morrison y sus problemas legales amenazaban con desbordar al grupo. Cualquier intento de hacer un álbum bajo esas condiciones podría haber sido un absoluto desastre. Y, de hecho, empezó siéndolo. Pero esta vez, el mito no tuvo nada que ver.
Paul Rothchild, el productor de sus cinco discos anteriores, abandonó el proyecto en su primera etapa. Alegó que el material le aburría y lo calificó de ‘cocktail de música lounge’ después de escuchar las dos canciones que los Doors le enseñaron en Noviembre de 1970. Una de ellas, era la mítica Riders on the storm. La otra, Love her madly, le echó directamente del estudio. “El material era malo, la actitud era mala, la interpretación era mala”, dice en la biografía de Morrison ‘No one here gets out alive’. “Después de tres días de escucha, les dije ‘¡Se acabó!’ a través del intercomunicador y cancelé la sesión”.
“Pienso que es un asco”
Convocaron una reunión de urgencia en un restaurante chino cercano. Rothchild puso las cartas sobre la mesa: "Dije, 'Mirad, pienso que es un asco’. No creo que fuera la palabra que querían escuchar. ‘Es la primera vez que me aburro en un estudio en toda mi vida. Quiero ir a dormir’". De esa manera, el llamado 'Quinto Door", abandonó. Jim Morrison, Ray Manzarek, Robby Krieger y John Densmore se quedaron en shock.
“El carcelero se había ido”
Cuando se repusieron del impacto, llamaron al ingeniero Bruce Botnick y su ayuda en la producción fortaleció a la banda. Atrás quedaron los días del estricto Rothchild. Aquellas largas sesiones en las que era habitual grabar 30 tomas o pasar horas interminables perfeccionando el sonido una batería. "Rothchild se había ido y esa fue una razón por la que nos divertimos tanto", dijo Robbie Krieger en Guitar World en 1994. Y concluyó: “El carcelero se había ido".
“Como sardinas en lata”
Evitando la tecnología que les proporcionaba Sunset Sound, los Doors decidieron grabar en su modesto 'taller' en el Bulevar de Santa Mónica. "Era la habitación en la que habíamos ensayado siempre", recordaba John Densmore en el documental ‘Mr. Mojo Risin’. "Nuestra música estaba impregnada en las paredes. Nos sentíamos muy cómodos. Era nuestra casa". Era un espacio pequeño y estaba sembrado de botellas vacías de cerveza, revistas manoseadas, marañas de cables y todo un surtido de instrumentos, además de una máquina de ‘jukebox’ otra de ‘pinball’. "Era estrecho", recordaba Botnick. "Estábamos como sardinas en lata".
Voces en el cuarto de baño
Durante las tomas, Morrison agarraba su micrófono dorado Electrovoice 676-G, el mismo que usó en la gira final del grupo, y cantaba en el cuarto de baño contiguo, que servía de provisional cabina de grabación. Los azulejos aportaban una impresionante acústica natural. Jim arrancó de la puerta sus bisagras para comunicarse mejor con sus compañeros.
“¿El bajista de Elvis tocará conmigo?”
Para la grabación, invitaron, entre otros, al bajista de Elvis Presley, Jerry Scheff. Según todos los testimonios, Morrison, gran fan del ‘rey del rock’, estaba emocionado. “¿El bajista de Elvis estará con nosotros? ¿Tocará conmigo?”.
La inspiración de Duke Ellington
Love her madly, el primer single, se convirtió en uno los grandes hits de la banda (y eso que propició la marcha del productor). La escribió Krieger en su casa, para sobrellevar su aburrimiento durante el juicio a Morrison por enseñar sus genitales. Se inspiró en sus problemas con su entonces novia y posterior mujer, Lynn. Según su autor, su título hace referencia a la canción de Duke Ellington, We love you madly, una frase que él pronunciaba ante el público al final de sus conciertos: “Os queremos con locura”
La gigantesca libreta de cuero y el anagrama
Jim Morrison escribió L.A. Woman en una enorme libreta encuadernada en cuero que le habían regalado. El guitarrista Marc Benno, lo recordaba en Goldmine en 2011: “Era gigantesca, como una guía telefónica de Los Ángeles, pero estaba llena de poemas, letras y dibujos”. La letra de la canción incluye un anagrama con su nombre - ‘Mr. Mojo Risin’. Densmore explicó en L.A. Weekly cómo surgió: “Movía las letras y era un anagrama de su nombre. Sabía que ‘mojo’ era un término sexual y eso me dio la idea de hacer el tempo lento y prolongado. También me dio la idea de ir acelerando poco a poco, como en un orgasmo”.
“Nunca fuimos tan estúpidos”
“Nunca fuimos tan estúpidos como para preguntarle a Jim el significado de sus letras. Él nunca hubiera dado una respuesta clara”, manifestóKrieger a L.A. Weekly. La letra de L.A. Woman inspiró a la banda a tocar “en un estado de enorme excitación” cuando la grabaron. Según explicó Manzarek en Classic Rock: “The Doors se metieron dentro. Hincamos nuestros dientes en esa canción. Todo era pasión y salir volando. Sentía como si estuviéramos en la Ruta 101, en la carretera de Bakersfield a San Francisco. Puedes escuchar nuestro entusiasmo”. Krieger siempre consideró que el tema, “la quintaesencia de los Doors. Para mí, es mágica”.
El asesino autoestopista
Una parte de la letra de Riders on the storm, escrita por Jim, se refiere al asesino autoestopista Billy "Cockeyed" Cook, quien fue objeto de la película de 1953 ‘The Hitch-Hiker’ (There's a killer on the road). “En esencia, es una canción muy cinematográfica sobre un asesino en serie”, expuso Manzarek. Aunque el teclista observó que algunas frases expresaban el amor de Morrison por Pamela Courson (Girl, you gotta love your man). Fue la última canción que grabaron los cuatro miembros de los Doors y también la última canción grabada por Morrison y publicada antes de su fallecimiento en París el 3 de Julio de 1971.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop