Vanesa Martín deja al descubierto, en ‘El Hormiguero’, su talento para ayudar a ligar a sus amigas en Tinder
También confesó que sufre ataques de pánico y contó cómo se enfrenta a ellos
“Me encanta, lo reconozco”, le decía Vanesa Martín a Pablo Motos durante su visita a El Hormiguero. Y no se refería a nada relacionado con sus canciones, ni sus giras, ni la música si quiera.
Se refería a su talento para ayudar a sus amigas a ligar por Tinder. Y no dudó en contar cómo lo hacía. “Les quito el móvil y empiezo yo… muy graciosa… a veces hago unos match… por dar por culo”, se reía mientras lo explicaba.
“Y dice mi amiga Patri, ‘eh, pero, ¿este tío?’, y yo le digo, ‘qué, guapo, ¿eh?’, me encanta”, aseguraba sin poder parar de reírse. “Cuando ya me voy a casa, dos días después, de pronto me dice, ‘mira, que me ha escrito tal, sígueme’. Y entonces yo mando mensajes de texto en mi móvil, por whatsapp y ella ya se lo reenvía. Corta y pega”, confesaba.
Vanesa reconocía que es más fácil ligar para otros, “porque soy más valiente, cien por cien. Que digo yo, ya lo he conseguido así de rápido, ¿por qué no soy igual para mí?”.
Ataques de pánico
No es la única confesión que hizo en el programa. También reconoció que alguna vez ha sufrido ataques de pánico. “A mí, gordo, gordo, una vez”, reconocía sobre el tema, “iba conduciendo y yo creía que me estaba dando un infarto. Yo tengo siempre en el coche botellas de agua y empecé a echarme agua. Me salí a la cuneta, al arcén y te prometo que creía que me estaba dando un infarto. Yo solo decía, ‘no, no, no, Dios mío, por favor, no, es muy pronto’”.
“Llamé a una amiga mía, vino a por mí, porque pensé que, si me estaba muriendo y llamo a mi madre, la iba a poner a la pobre, le iba a dar un ataque de nervios y llega al cielo antes que yo. Vino mi amiga, me tranquilizó, me llevó al hospital y ahí me hicieron pruebas y nada”, recordaba sobre aquel momento tan duro para ella.
Confesó que también se le repetía esa situación en los conciertos, en mitad de una de su actuación. “La gente no lo sabe, pero tuve una temporada que se me repetía en los conciertos y tenía preparado un vaso de azúcar por si acaso era la tensión y cuando me daba, yo me agarraba o me sentaba al lado de mi pianista que me miraba en plan, qué hace esta sentada aquí a mi lado”, relataba.
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“Mi psicólogo en aquel momento me decía, ‘canta, tú canta’ porque no tenía ni idea de quién era yo cuando me veía hace muchos años. ‘Aunque cantes mal, pero canta’, me decía, ‘que el aire es bueno, el oxígeno’. Yo me reía y a la siguiente consulta me decía, ‘ay Vanesa, qué vergüenza’”, recordaba.
Reconoce que una vez le sucedió en Elche y la ambulancia estaba preparada para llevarla a una explanada para relajarse. “Son pequeños ataques de pánico, pero tú en ese momento te crees que te vas a morir”, explicaba.
En cuanto a lo que hace en esos momentos, por si le puede servir de ayuda a quien pasa por la misma situación, ella explicó que “pienso que no pasa nada y si pasa, hay gente que te va a salvar. No va a pasar nada porque tú ya lo controlas cuando te viene un poquito así el nervio. Yo tuve que vender ese coche porque somaticé, cada vez que subía al coche decía, ya noto el nervio y lo tuve que vender y ya no me volvió a dar”.
Sin duda, nuevos descubrimientos sobre una artista que cada día gana adeptos más fieles y que volvió a dejar constancia de su carácter natural y espontáneo. No dudó en admitir que entre sus placeres estaban “comer, dormir, aprender y el sexo. Pecado es omitir alguno de ellos".