Michael Jackson y Pink Floyd: sus dos discos históricos que se lanzaron un 30 de noviembre
‘Thriller’ y ‘The Wall’ son dos de los álbumes más influyentes de la historia de la música
Hay momentos en los que las efemérides nos sorprenden con coincidencias sorprendentes. Hay días marcados en el calendario porque albergaron la publicación de discos que se han convertido en históricos. El 12 de octubre es la fecha que Fleetwood Mac y U2 eligieron para el lanzamiento de Tusk y October, respectivamente, por ejemplo. Pero esta no es la única casualidad en la publicación de álbumes musicales.
El 30 de noviembre de dos años diferentes vieron la luz dos discos que han pasado a la historia como auténticas joyas de la música. Son muy diferentes en cuanto a producción y características, pero han marcado un antes y un después, y han servido de fuente de inspiración para muchos artistas posteriores. Michael Jackson publicó Thriller el 30 de noviembre de 1982, mientras que Pink Floyd lanzaron The Wall ese mismo día, pero unos años antes, en 1979.
El rey del pop lanzó su sexto disco, un compendio de todos los géneros que Jackson manejaba a la perfección (soul, disco, R&B y pop), el que estaría llamado a convertirse en el disco más vendido de la historia. Thriller fue producido por Quincy Jones, y le propio Jackson escribió cuatro de las nueve canciones que contiene. De él se extrajeron siete singles, y hoy en día es una tarea casi imposible saber cuántas copias ha vendido con exactitud. No es exagerado afirmar que se han llegado a despachar más de 100 unidades del mismo sumando sus reediciones.
Thriller fue grabado entre abril y noviembre de 1982, con un presupuesto de 750.000 dólares. Se llevó ocho premios Grammy en la edición celebrada en 1984, batiendo todos los récords hasta la fecha. Thriller permaneció durante casi dos años y medio en la lista de álbumes de Billboard y posee un récord de 37 semanas en el número 1. El disco contó con la colaboración de Paul McCartney, exmiembro de los Beatles, además de varios integrantes de la banda de rock Toto.
Este disco colocó a Michael Jackson en el olimpo de la música, y lo elevó como uno de los artistas más grandes de su generación. Pero no solo le dio prestigio y dinero, sino que supuso un avance clave para la integración, chocando directamente contra la discriminación racial que había en la época. Por primera vez, la Casa Blanca se abrió para que un artista negro entrara en su interior y saludara al presidente Ronald Reagan en la década de 1980. Thriller allanó el camino para otros artistas afroamericanos como Prince y su The Girl Is Mine se considera acreditada para promover el amor interracial en la radio.
Con este proyecto, el artista se convirtió en uno de los primeros artistas en utilizar los vídeos musicales como herramientas de promoción. El corto, que dura 14 minutos y costó 500.000 dólares, se cuidó al milímetro, como si se tratase de una película, con coreografía, efectos especiales y maquillaje nunca vistos hasta la fecha para un videoclip. Su director John Landis explicó que lo que quería reflejar era el miedo de Jackson a crecer. Se estrenó en cine, como si fuera una película de Hollywood.
La piedra angular del rock progresivo
El undécimo álbum de Pink Floyd, The Wall, también marcó un antes y un después en su carrera y en el rock progresivo. Es un trabajo doble que retrata la vida de una estrella ficticia basado en historias personales de los miembros del grupo. Se grabó entre abril y noviembre bajo la dirección del productor Bob Ezrin y de algunos de los miembros del grupo, y es toda una referencia en el mundo de la música.
Está basado en las vivencias del propio Roger Waters, y trata numerosos traumas por los que va pasando a lo largo de su vida: la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, la relación de sobreprotección por parte de su madre, la presión de convertirse en una estrella de la música o el uso de las drogas. Todo ello se va amontonando en su vida como si fueran ladrillos que construyen un muro con el que se va aislando de la realidad.
El disco rápidamente supuso un enorme éxito comercial, llegó a ser número 1 en varios países y se convirtió en el disco más vendido de la década de los 70. Con un total de 33 millones de copias vendidas en todo el mundo, está valorado como uno de los mejores y más complejos discos de la historia del rock, con esa atmósfera depresiva y ambiciosa. También sigue siendo considerado como uno de los álbumes más influyentes de la historia para muchos artistas posteriores, no solo a nivel musical, sino como concepto.
Una de las muchas leyendas del mundo del espectáculo cuenta que, en 1977, Roger Waters, incapaz de gestionar la fama y la notoriedad alcanzadas, escupió desde el escenario a un fan en un concierto en Montreal. Pronto se arrepintió de aquello, e imaginó en su mente un muro entre los músicos y el público. Precisamente ese germen en su cabeza acabó convirtiéndose, dos años más tarde en The Wall, un muro musical que, lejos de funcionar como salvavidas entre la música y los fans, iniciaría una cuenta atrás para el fin de Waters, Gilmour, Mason y Wright como agrupación.
The Wall no es un disco fácil, y contiene algunos de los temas más oscuros de Pink Floyd, pero también contiene la canción más mundialmente popular de la banda, Another brick in the wall (Part II), un éxito pop que ayudó a que el disco explotara en ventas. Más de 40 años después de su aparición, sigue sonando en las conciencias de medio mundo, y sin proponerlo, incluso se convirtió en una premonición sonora de la caída del Muro de Berlín.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic