Impulsores genéticos: una tecnología inquietante… ¿y peligrosa?
Un informe europeo avisa de los riesgos para la salud humana y el medioambiente de esta novedosa tecnología. Te contamos en qué consiste y por qué podría ser una amenaza.
Es muy posible que no hayas escuchado hablar de los impulsores genéticos, ni sepas para qué se utilizan. Y, sin embargo, estas dos palabras están llamadas a jugar un papel muy destacado de cara al futuro de actividades que nos afectan a todos, como la agricultura.
Los impulsores genéticos son, a grandes rasgos, un tipo de técnica de ingeniería genética gracias a la cual se modifican los genes de un organismo para que no sigan las reglas naturales de la herencia. En un laboratorio, los científicos intervienen para aumentar drásticamente la probabilidad de que un conjunto particular de genes pase a la siguiente generación. Una tecnología que puede resultar muy útil para, por ejemplo, erradicar determinadas plagas o enfermedades en los cultivos y que, al mismo tiempo, evitaría la resistencia a los herbicidas que han adquirido las plantas debido al abuso de los productos agroquímicos.
Pero los impulsores genéticos no sólo afectan a las malas hierbas. La investigación con esta tecnología también se centra en otros ámbitos. Por ejemplo, en la erradicación de enfermedades como la malaria. Gracias a esta tecnología, los científicos crean mosquitos modificados genéticamente que, al ser liberados en el entorno, difunden genes que reducen las poblaciones de mosquitos o hacen que los insectos sean menos propensos a propagar el parásito de la malaria.
Lo que hasta aquí parecen una serie de indudables ventajas podría no serlo tanto. Y es que, como ocurre a menudo cuando el ser humano lleva la tecnología a lugares inexplorados, determinadas formas de progreso entrañan también importantes riesgos.
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El informe ‘Organismos con impulsores genéticos: una nueva dimensión en la ingeniería genética’, publicado en castellano por Ecologistas en Acción y respaldado por numerosas publicaciones científicas, ha puesto el foco en lo que considera que son “riesgos sin precedentes” para la salud y el medioambiente de esta tecnología.
Hasta ahora, los experimentos con impulsores genéticos se han realizado en condiciones de confinamiento (en el laboratorio o en contenedores cerrados), pero según explica la organización ecologista, "está previsto liberar OIG exterminadores en la naturaleza en un futuro próximo". Se trataría", apuntan "de un experimento con enormes riesgos y sin ninguna garantía, pues no se dispone de mecanismos capaces de controlar eficazmente su propagación una vez liberados, ni existen conocimientos suficientes para prever sus posibles impactos. La modificación y/o eliminación deliberada de especies supone una amenaza para la estabilidad de los ecosistemas y para la salud humana”, añaden.
Una frontera difusa
Entre los riesgos documentados en el informe destaca, en primer lugar, la imposibilidad de control. Una vez liberado en el medio ambiente, un organismo impulsor genético (OIG) se propaga activamente en las poblaciones silvestres y puede dispersarse rápidamente a gran distancia. La diversidad de los ecosistemas afectados hace mucho más difícil prever y controlar posibles riesgos.
La modificación y/o eliminación deliberada de especies supone una amenaza para la estabilidad de los ecosistemas y para la salud humana
Otro elemento a tener en cuenta es la irreversibilidad. “Un impulsor genético produce una modificación permanente del genoma, que se transmitirá a todas las generaciones siguientes”, advierte el informe. También, el cruce con otras especies. “Los impulsores genéticos están diseñados para su inserción en el genoma de una sola especie, pero en muchos casos será imposible evitar el cruce con especies cercanas evolutivamente, superando la barrera de especies”, añade el texto.
Por último, no hay que olvidar los efectos imprevisibles de esta tecnología. “Muchos impulsores genéticos utilizan la herramienta de ingeniería genética CRISPR/Cas9, que puede modificar la actividad del gen diana de manera imprevisible y/o provocar mutaciones genómicas” advierte el informe. “Además, la aparición de posibles resistencias en los organismos modificados podría alterar el funcionamiento de esta herramienta, con efectos imposibles de prever”.
“El informe concluye que los organismos con impulsores genéticos son un cambio de paradigma con respecto a los organismos modificados genéticamente y aboga por una moratoria internacional a esta tecnología”, concluye Diego Bárcena, portavoz de Ecologistas en Acción. “La liberación de estos organismos en la naturaleza contraviene el principio de precaución que rige la normativa ambiental europea. Nunca había sido tan importante la aplicación del principio de precaución como con los OIG. Con la publicación de este informe queremos ayudar a que la ciudadanía y nuestros responsables políticos estén alerta ante el potencial peligro de esta nueva tecnología”.