Luis Ramírez, el torero de ‘Gran Hermano’, 8 años después: Casado, mansión en México y oportunidad como actor
Dejó su vocación aparcada y se fue a hacer las Américas
Gran Hermano ha tenido muchas versiones en su formato. Una de ellas era entrar a concursar en parejas y eso hizo Luis Ramírez en 2014 cuando le conocimos junto a su apoderado. Por aquel entonces soñaba con llenar las plazas y reivindicaba un arte que siempre ha levantado muchas polémicas.
Pero no debía ser tanta la vocación porque acabó abandonándola. Poco después de salir del reality puso rumbo a Estados Unidos, concretamente a Nueva York.
Allí dio un giro a su vida donde no había toros por medio. Puede decirse que es un gran vendedor. “Cinco años trabajando de relaciones públicas en ‘Little Italy’, un año vendiendo seguros de vida y, ahora, nuevo comienzo en ‘Real Estate’ con oficinas en todo el mundo”, anunciaba en sus stories.
Se conoce en redes como Lucati y supera los 50.000 seguidores en Instagram, y aunque no es de compartir muchas publicaciones, sí mantiene muy activos sus stories. Ahí es donde ha hecho partícipes a todos de su nuevo cambio. “Mañana empiezo en una nueva compañía con la que firmé hace un mes. Ya os contaré lo que vendo”, anunciaba.
Vida de rico
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Ahora que ya lo sabemos, hay que decir que no es el único cambio que ha experimentado en su vida en los últimos tiempos. El año pasado se casó con una americana y parece que económicamente las cosas no le han ido nada mal.
Se acaba de mudar y vive ahora en Tulum, en México y también ha mostrado algunos rincones de su casa a la que más bien podríamos llamar mansión.
Vendedor, vividor, modelo e, incluso actor, así se define en su perfil. “Los sueños se cumplen. Me ofrecieron el papel de extra (película Don Q) en la calle mientras trabajaba; Mi personaje será Gaetano, de la banda de la mafia de Rocco, quizás mi imagen esté segundos, era un niño cuando vi “the mambo king “(Armand Assante y Antonio Banderas) Estar aquí viviendo esto ahora, es vivir el sueño”, compartía el pasado septiembre.
Está claro que la vida le sonríe y que dejar los toros a un lado no le ha sentado nada mal.