‘MasterChef Junior 9’ despide a tres aspirantes entre llantos y mucha emoción
Los expulsados siempre producen pena, pero si son peques, las emociones se multiplican
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Los aspirantes de la segunda gala de 'MasterChef Junior 9'. / Twitter @MasterChef_es
La presión de programas como MasterChef Junior 9 es grande, sobre todo, porque los concursantes son niños que han tenido poco tiempo en la vida para aprender a lidiar con la frustración de que las cosas no salgan como uno quiere. Aunque estos pequeños cocineros han demostrado que pueden con eso y mucho más. Parten con la ventaja de no tener que depender únicamente de la opinión del jurado. Pueden librarse del estrés que produce un veredicto si su puntuación total en el programa es buena tras haber hecho un buen trabajo a lo largo de todo el programa. Eso sí, las cosas cambian cuando llega el último reto de cada entrega.
Es lo que ocurrió en su segunda entrega, en el que sus ya nueve juniors se enfrentaban a una prueba final de lo más saludable. El programa les propuso realizar un plato sano después de llevarles unas gigantescas cajas de verduras y frutas, algo a lo que se enfrentaron con decisión y muy buena actitud. Eso sí, los resultados acabaron siendo de lo más variados.
A algunos aspirantes les costó más que a otros terminar sus elaboraciones, y por ende, acabaron con presentaciones que no terminaron de conquistar al trío de jueces. Por ello, la puntuación no benefició a tres de los concursantes, que tuvieron que dejar las cocinas del programa:
Pablo, Isabel y Abril fueron los que menos puntos acumularon al final de la noche, por lo que tuvieron que despedirse del talent y de todos sus compañeros junto a Pepe Rodríguez. Fue una despedida amarga -como de costumbre en esa parte de la noche- en la que no faltaron ojos vidriosos y algún que otro jadeo, pero que enseguida repuntó después de conocer los premios que cada uno de ellos se llevaría a casa.
Los expulsados cambiaron su tristeza por una gran sonrisa después de que el patrocinador del programa les brindase unos regalos personalizados. Pablo consiguió una tablet, Abril un ordenador e Isabel un patinete eléctrico. Todo sumado a un robot de cocina del color que quisiesen, rosa para los dos primeros y azul para última.
Un final muy emotivo
Aunque su marcha fuese algo más dulce después de no irse con las manos vacías, minutos antes vivieron una situación de lo más estresante en cocina. Pablo, el mediano de las expulsadas, rompió hasta cuatro veces el huevo poché que quería incluir en su ratatouille, y además se mostró de lo más afectado después de que uno de sus compañeros le dijese "adiós con el corazón a mala idea" antes del veredicto de los jueces. Samantha Vallejo-Nágera lo solucionó con un abrazo de ambos.
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Por otra parte Isabel, la mayor del trío, no pudo contener el llanto al recordar que su abuelo, "que vivió muchos años porque comía súper sano y encima hacía mucho deporte", falleció hace un tiempo. Jordi Cruz y el resto del jurado intentaron calmarla elogiando su estilo de vida y dedicándole el plato a su memoria, dejando uno de los momentos más emotivos de la noche.