Danny Ocean: Hablamos de la vecina de su ‘Apartamento’, la magia del reguetón o la terapia psicológica
Y del vídeo que ha grabado en Barcelona
Para muchos, hablar de Danny Ocean es hablar de Me rehúso, un tema con el que ha logrado cifras con las que muchos ni siquiera sueñan. Pero de eso han pasado ya cinco años y, desde entonces, el venezolano no ha parado de hacer música. Se tomó sabático el 2020 porque necesitaba viajar para encontrar inspiración y nuevas historias que contar.
En lo que va de 2021 ya ha publicado tres singles, anticipo de lo que será su segundo álbum que llegará en los próximos meses. Acaba de lanzar Apartamento, un tema que le introduce en el reguetón y que tiene una clara musa.
De ella y de lo que supone este género o de la terapia psicológica a la que se ha sometido toda su vida, hemos charlado vía zoom desde su casa en Miami.
Apartamento, ¿de dónde salió esa canción?
Fue una canción que escribí el año pasado inspirada en la chica que vivía enfrente de mi edificio, es la verdad. Pasé la cuarentena haciendo música con un amigo mío y siempre en los atardeceres nos sentábamos en una silla en el estudio y se veían los balcones de enfrente y ella se veía y siempre decíamos, ‘qué linda se ve esta chica, qué simpática, qué flow’. Empezamos a poner nombres, se volvió como parte de esos momentos encerrados en cuarentena. Cuando escuché la pista de Apartamento, un amigo mío que es dominicano, Diego Reposo, se me vino el concepto, como qué cool sería hacerle una canción a la chica que vive aquí enfrente. Empecé a armar esta historia en base a eso. Me acordé cuando era chico y tenía una vecina que me encantaba y yo sacaba la guitarra y cantaba para que me viera.
En el 2021, ¿no se puede dejar de lado el reguetón?
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No soy muy partidario de géneros, la verdad. Si es reguetón, electrónico o pop, no me va, pero cuando me pasaron la instrumental de esa pista me dio una magia… soy fan de todos los géneros y no me gusta encasillarme en uno solo y en este me dio por reguetón.
En uno de tus vídeos en Instagram escuchaba una intro que decía: “Ya el reguetón se fue ahora viene el funky”, ¿lo ves posible a corto plazo?
Fíjate que cuando lo dije estaba pensando en una discoteca, no estaba pensando en general, la parte del reguetón se fue y a hora viene como la parte electrónica, pero tiene ese doble sentido de que lo puedes interpretar como quieras. Creo que el reguetón tiene una magia que, independientemente de todo, tiene una magia que te hace craquear la cintura de una manera muy natural y eso es una magia que muy pocos géneros tienen y eso es lo que hace que el reguetón hoy en día tenga ese auge.
¿Eres muy de fantasear con la gente que no conoces y se cruza por tu camino?
Sí, sí, soy creativo e imaginativo. La imaginación lo es todo para mí.
‘Maluma Baby’ y tú, ‘Babylon Boy’, ¿por qué crees que gustan tanto este tipo de cosas a los seguidores?
Qué buena pregunta, no sé. Es como preguntar a las personas por qué les gusta el café. Lo de Babylon girl nació por una broma y, a medida que iba pasando el tiempo, le iba consiguiendo el sentido. En el reguetón creo que se usa mucho como pauta publicitaria, pero en mi caso lo empecé a usar como un amuleto de suerte. Para mí Babylon girl, es como el universo. No me gusta pautarme a mí haciendo la publicidad… Danny Danny Ocean… no, nunca salgo diciendo eso. Pero Babylon girl es como ese respeto al universo de alguna manera.
En esta ocasión no se trata de una colaboración…
No. Fíjate que yo vengo haciendo música que mucha gente me dice que no colaboro mucho con personas. Vengo de Me rehúso, una canción de hace cinco años que saqué solo, después saqué otras canciones yo solo y creo que, en mi caso, me gusta a veces hacer canciones yo solo
El vídeo lo has grabado en Barcelona, cuéntame alguna anécdota.
Fue muy cool, dirigido por un venezolano amigo que me parece muy cool. No pasó nada en especial. Estuvimos en un lugar que tenía mucha historia, había una biblioteca como de 1600 y se sentía esa vibra histórica. Más allá de eso, poco más. Rentamos un airbnb muy cool y el vecino se molestó porque teníamos mucha bulla y nos pintó una peineta. Fue algo tranquilo y fue un vídeo muy genuino, muy de performance.
Creo que decidiste recorrer parte de Europa para encontrar inspiración e historias que contar, ¿te ha servido ese viaje?
Demasiado. Soy mucho de las conversaciones, de conocer personas, de sentarme un rato y observar y me llevo ese sabor europeo, esos aires de que de repente estás caminando y ves una catedral hermosísima y espectacular y, de repente, te vas a tomar una cañita a un bar divino, simplemente a conversar. Y me llevo vivir eso con mis amigos, con las personas que han estado ahí desde siempre. Estuve en París y no es que viví algo allí, pero me llevo lo que yo sentí en París, no una historia como tal sino como lo vi yo con mis ojos.
Ahora has vuelto a Miami, ¿ganas de casa?
Quería volver, pero a la semana ya me quería volver de vuelta para Madrid. Está divino, España está bien rico.
¿Cómo vives desde allí la crisis de Venezuela?
La situación de Venezuela se sigue estando en Miami, en España o desde cualquier lugar porque esa nostalgia siempre está. Lo he dejado notar mucho en mis canciones, pero son cosas que nos tocaron y aquí estamos.
Leyendo los comentarios de tu vídeo muchos coinciden en que mereces más reconocimiento del que tienes, ¿lo ves igual?
Creo que todo tiene su tiempo, todo tiene su proceso. He aprendido mucho el don de la paciencia. Solo el universo y Dios saben el lugar en el que estamos ahora. Sé que estoy en un lugar muy privilegiado, hago lo que me gusta hacer, tengo la posibilidad de escribir mis canciones y con eso lo tengo todo, lo demás, es trabajar duro y que las cosas se den por su propia cuenta. Hoy en día hay mucha ansiedad, muchas expectativas, pero poco a poco, se van trabajando las cosas. Vengo de un año sin haber sacado nada de música mía y desde noviembre venimos sacando sencillos, retomando ese año de ausencia, pero no puedo sacrificar mi tiempo de mi proceso de nutrición musical. Necesito mi silencio para saber de qué voy a escribir y qué quiero decir. Lo primordial es mi música y el trabajo va hablando por sí solo.
En alguna ocasión has reconocido que has recurrido a terapia. ¿Cuándo hace falta más ayuda psicológica: cuando hay que asimilar un éxito tan repentino y brutal como Me rehúso o cuando hay que lidiar con la presión de superar ese éxito?
No lo veo como superar. Cada canción tiene su propia duración, su propia magia y su propia longitud en el tiempo. Mi foco siempre va en la música, en la historia, sé que estoy contando algo diferente a los demás, desde mi perspectiva. Por ese lado no tengo presión, si funcionó, bien, y si no funcionó, bien también. Hay momentos de ansiedad y frustración, pero poco a poco he ido dominando ese demonio. He recurrido a ayuda psicológica, tengo toda la vida yendo al psicólogo. Vengo de hacer música en mi casa sin haber vivido esa experiencia de tarima, de haber compartido con otros artistas, que sí tienen otros que vienen de la tarima y luego pasan al estudio. Yo compartía con mis amigos, era super introvertido y lo sigo siendo y, simplemente iba a mi casa y hacía música. No tenía esa experiencia y todo este tiempo desde Me rehúso he entendido dónde estoy parado. Me rehúso es la primera canción que puse en todas las plataformas y necesitaba aprender, necesitaba conocer las políticas de este negocio, cómo es compartir con notros artistas, cómo eres en la tarima y cómo puedes ir perfeccionando tus cosas y eso necesita tiempo. Ahora uno está acostumbrando a que es todo para allá y mi reto ha sido acordarme todos los días de que la paciencia es una virtud.