Irene Rosales celebra sus 30 años poniendo en duda su continuación en la tele a causa de Kiko Rivera
La polémica familiar le desborda
“Me importa un bledo lo que opine todo el mundo”. Así de rotunda fue Irene Rosales este fin de semana en Viva la vida, el programa del que es colaboradora. Se ha dicho de ella que es la mano que mece la cuna, que es la que mueve los hilos en la polémica de su marido, Kiko Rivera, con su familia. Y parece ser que ella está harta.
“Yo no sé por qué estoy en este mundo porque todo lo que hago, lo hago mal”, le decía a Emma García tras escuchar todo lo que se dice de ella. Aseguró que no se siente culpable de nada. “Estoy super tranquila de mi forma de actuar, creo que no he hecho absolutamente nada malo. Si la gente piensa que yo soy quien muevo a Kiko está totalmente muy confundido porque yo discuto más con Kiko desde que está el conflicto con su familia”, expresaba.
Acudió a Viva la vida con la intención de aclarar que Kiko tiene una edad para no dejarse manejar por nadie. “Yo hay muchísimas cosas que no estoy de acuerdo con Kiko, pero eso no quiere decir que yo no le vaya a apoyar. Si él me dice que quiere hacer eso, él tiene 37 años y ya es mayorcito para hacer lo que quiera. Yo le doy mis consejos y si quiere, los escucha, y si no, no. La mayoría de las veces no las escucha porque a mí esto me está trayendo más dolores de cabeza de lo normal”, aseguraba.
Y no ha dudado en dar ejemplos sobre esas diferentes opiniones que tienen sobre algunos temas. “La última vez que fue al Deluxe, yo no lo hubiese hecho, y lo dije aquí y tan normal. Y muchísimas cosas más. Pero cada uno es mayorcito y puede hacer lo que quiera. Igual que yo haré muchísimas cosas con las que él no esté de acuerdo”, admitía.
Futuro profesional
Todo lo que está viviendo tanto en casa como en los platós le está haciendo replantearse su futuro en la televisión. “Llega un punto que me da igual todo, es mi día a día. El hecho de estar trabajando en la televisión es por lo que me han atacado y más de una vez, se me ronda en la cabeza llegar a dejar la tele, no por mí, sino ya también por Kiko. Si yo le estoy pidiendo el favor a Kiko de que aparque ya esto mediáticamente, que no vaya más a la tele, el hecho de que yo esté aquí a él le afecta”, argumentaba.
Los colaboradores opinan que, si ella dejase de ser colaboradora, el problema no iba a desaparecer, pero parece que ella tiene sus motivos para llegar a esa conclusión. “Se me ronda por la cabeza porque esto que ves es constante, no es ahora, y a mí como persona me duele. Me duele porque si la mitad de las personas que me critican pensaran cómo es mi día a día y como yo soy con Kiko, es justo todo lo contrario. Es un día a día de lo más normal. De lo que menos hablamos es de las polémicas porque para polémicas, ya las escuchamos”, añadía.
Eso sí, aseguró que su marido no quiere que ella deje la televisión. Ahora tendrán que enfrentarse juntos a los trámites que parece haber iniciado su madre, Isabel Pantoja, para desheredarle. No ha tardado en responder en redes sociales.
“Qué pena de familia tengo y qué avergonzado me siento de pertenecer a ella. Señorita, ocúpese primero de sus problemas y solucione lo que le debe, entre otros, a la kioskera. Lo suyo, si es que le sobra algo, se lo puede meter a su hermano por donde le quepa”. Unas palabras que ha compartido Kiko en storie que Irene asegura que, de haber estado en casa, le habría dicho que no compartiera.
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Sin duda, un cumpleaños agridulce para Irene que ha disfrutado de la fiesta que le ha organizado su marido para celebrar sus 30, pero, por otro lado, tiene que dar la cara en un plató y hablar de temas que no son agradables.