7 razones para ver ‘Cruella’: un festín de cine punk para gloria de Emma Stone
La nueva película de Disney es una explosión de cine punk con una pizca de crueldad que nos remite a los orígenes de '101 Dálmatas'
Emma Stone es Cruella, el mítico personaje de 101 Dálmatas que tan buenos y divertidos momentos nos regaló como villana de Disney. La actriz de La La Land y Birdman es el principal reclamo de este estupendo live-action que ha preparado la Factoría del Ratón sobre una de las leyendas de nuestra infancia. En LOS40 os hemos querido hacer una selección de 7 motivos por los que deberíais lanzaros a los cines y ver la película cuanto antes:
1. Emma Stone... y Emma Stone
Con un desparpajo natural, una sonrisa cínica y una mirada penetrante y arrebatadora, Emma Stone se transforma como un camaleón en la antiheroína psicótica y obsesiva de Cruella y roba todas las escenas. La actriz, ganadora de un Óscar por el musical de Damien Chazelle, se luce encarnando a esta joven con doble personalidad –la blanca Estella, la negra Cruella– que prepara una venganza muy personal contra la auténtica villana de la cinta: la baronesa Von Hellman.
2. Es la película menos Disney de Disney
La Casa del Ratón decide apartarse del infantilismo de otras de sus películas y apuesta por una estética más oscura, punk, con reminiscencias góticas y referencias claramente feministas. Además, la cinta presenta una historia que, objetivamente, es bastante truculenta: una niña ve cómo su madre es asesinada por unos fieros dálmatas y queda huérfana. Evidentemente Disney hace que todo sea muy light, pero la historia da escalofríos y algunas escenas no parecen sacadas de la misma casa que nos trajo El rey león o Frozen.
3. La música: una constante necesaria
Si vas a ver Cruella en casa ten preparado Shazam porque vas a pillar algunos grandes clásicos de la música. Por la banda sonora desfilan temazos como Stone Cold Crazy de Queen, Smile de Judy Garland, One Way or Another de Blondie, Whole Lotta Love de Tina Turner, Five to One de The Doors, Time of the Season de The Zombies o Fire de Ohio Players.
4. La homosexualidad del Londres setentero
Al situarse en la capital londinense de los años 70, Cruella hace también un retrato del movimiento contracultural que nació en aquellos años y que estuvo marcado, entre otros, por la fuerte presencia del colectivo LGTB. No en vano es una de las pocas películas en las que vemos algunos personajes abiertamente homosexuales, generalmente asociados al mundo de la moda, que también es el leit motiv de la película.
5. Tiene un ritmo endiablado
Si no sois de los que disfrutáis de muchos movimientos de cámara y preferís esos planos de cinco minutos de Andrei Tarkovsky... preparad el Paracetamol, porque Craig Gillepsie, el director, ha utilizado movimientos de cámara a diestra y siniestra para darle un dinamismo absoluto a cada secuencia. La película es como un tiovivo: no para en sus dos horas de metraje.
6. La maldad de la baronesa Von Hellman
Emma Stone está brillante, pero Emma Thompson también se come la pantalla cada vez que aparece. Por eso la baronesa Von Hellman, un personaje tan malvado y narcisista que resulta insoportablemente odioso, es la villana más digna que podría tener otra villana como Cruella. Al fin y al cabo esto es una lucha de personajes extremos, desequilibrados y al borde de la locura. Ambas protagonizan un duelo interpretativo sublime.
7. Explica mucho de 101 Dálmatas
La película entronca con la historia de 101 Dálmatas y empezamos a entender por qué Cruella de Vil odia tanto a estos animales. La película también nos explica cuál es el origen del nombre de Cruella y su popular apellido y, en una escena post créditos que no os podéis perder, nos cuenta los orígenes de la historia que vimos en 101 Dálmatas.
Si te interesa ver Cruella y no te apetece demasiado ir a los cines por miedo al coronavirus (aunque desde aquí insistimos en que la cultura es totalmente segura), no tienes excusa porque Disney+ la tiene subida ya a su catálogo oficial de pago. Puedes verla perfectamente desde la comodidad de tu sofá.