“Un crítico dijo que Héroes del Silencio era un grupo baboso comparable con Mecano y Presuntos Implicados”
Antonio Cardiel lanza la biografía del grupo de su hermano
El próximo octubre se conmemoran los 25 años de una vida sin Héroes del Silencio. El grupo zaragozano revolucionó la escena rock de nuestro país con una propuesta que los convirtió en leyenda no sólo en nuestro país. Europa y América Latina se rindieron ante canciones como Maldito duende, Entre dos tierras, El mar no cesa o La chispa adecuada.
Mucho se ha hablado de cuáles fueron las causas que llevaron a estos cuatro zaragozanos a dar carpetazo a un proyecto que tenía tan buena acogida. Superaron las primeras críticas que les catalogaron como grupo blando de pop para adolescentes. Demostraron que lo suyo era el rock con mayúsculas y lograron conquistar a un público muy heterogéneo que incluía adolescentes enloquecidas y moteros con Harley Davidson cincuentones.
Antonio Cardiel, hermano de Joaquín Cardiel, bajista del grupo, ha lanzado Héroes de leyenda, una biografía que ha escrito con una enorme base documental y los testimonios de Juan Valdivia, Pedro Andreu y su hermano. Enrique Bunbury se desmarcó del proyecto, pero está presente a través de todas las declaraciones que hizo durante la vida del grupo. Una charla con él ayuda a poner las cosas en su sitio y acercarse un poco más a un grupo que se sigue echando de menos.
Este año se cumplen los 25 años de la separación de Héroes del Silencio, ¿ha sido ese el motivo de esta biografía?
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No ha sido el motivo, ha sido una casualidad. Empecé a trabajar en el libro en 2017 barajando la bibliografía que tenía del grupo, me embarqué, a fondo en verano de 2018 y no podía pensar que cuando se editara fuera justo cuando se conmemoraba el 25 aniversario. Es bonito porque justo hay una cita en el libro que saqué de una entrevista que le hicieron en la Ser y les preguntaban ‘¿qué os gustaría que se dijera de vosotros dentro de 25 años?’. Ellos decían, ‘nos gustaría que nos recordaran como a una gente que hacía buenas canciones’.
Sale a la vez que el documental de Netflix, ¿eso también ha sido coincidencia?
También. Cuando empecé a entrevistar a los músicos, que fue en diciembre de 2018, al poco tiempo de estar con ellos trabajando, un buen día, Pedro me dijo ‘oye, que nos van a hacer entrevistas también para un documental’. Me explicó que era un proyecto que estaba levantando un productor zaragozano que tenía ya contactos con el director, Alexis Morante, que había hecho cosas con Enrique en el pasado. Te puedo decir que casi, casi, nacimos a la vez sin tener idea unos de otros. Luego tuve contacto con el productor y nos apoyamos los unos a los otros en el proceso de documentación.
Se ha colado en lo más visto de Netflix, ¿a qué crees que se debe tanto interés por el grupo 25 años después?
La música que ellos compusieron sigue siendo tremendamente actual. La escucha todo el mundo todavía. Hace poco la Warner reeditó cuatro vinilos, los cuatro discos de la banda y fueron nº1 en ventas en vinilo. No son cifras comparables a lo que ocurría hace 30 años, pero es significativo que se editen los discos ahora, en formato vinilo, y estén en los primeros puestos de las listas. Las redes sociales de Héroes, son monumentales. Yo que he estado asomándonos a ellas me doy cuenta de que la pasión que tienen los seguidores de aquellos años es como un culto a una religión, va más allá de una admiración por la música, es letra, es la pose, es la fuerza de las directos. La gente que fue a los conciertos de la banda, tienen el concierto metido en la cabeza como un acto fundamental de su juventud. Y ha habido cierto relevo generacional. El otro día estaba firmando en Zaragoza y se acercaron cuatro o cinco chavales de 14 o 15 años que venían con el libro para firmarles.
Está esa fidelidad de los fans de la que hablas, habrá otra parte de nostalgia y, ¿quizás también otra de vacío? ¿crees que ha habido algún grupo que haya tomado su relevo?
Hay grupos que me gustan muchos. Me han gustado grupos anteriores y actuales. Quizás esa pasión que ellos transmitían con la música, esa manera de componer y armar canciones con letras, no diría extrañas y sofisticadas, sino letras que se adaptan a cualquier interpretación que haga cualquier persona, muy poéticas, muy ambiguas. Grupo parecido no ha habido, ni por logros ni por forma de enfocar las canciones, escribirlas e interpretarlas… yo creo que no lo ha habido. Relevo exacto no lo ha habido. No crearon escuela. Lo que sí es son muchas bandas tributos que hacen lo que hacían ellos, decenas y decenas, en América hay una banda tributo en cada ciudad.
Hablas de esa ambigüedad en las letras y tú cuentas en el libro que ni siquiera sus compañeros de grupo conocían el origen.
Era un terreno que lo dejaron desde un principio en manos de Enrique, desde el primer momento él asumió esa competencia de escribir. Enrique es un gran lector, con él no tenía ningún problema para hablar de cualquier autor. Entre el ‘88 y el ‘91 que iba a muchos conciertos y teníamos charlas sobre autores que no conoce todo el mundo, poetas, dramaturgos, novelistas, es un lector voraz y elaboraba unas letras muy poéticas, muy singulares y créete que nunca le preguntaron su significado. Sí que se lo preguntaron, pero él no era muy partidario de explicar lo que estaba haciendo. Fue un terreno que se reservó para él exclusivamente y que gestionó como quiso. Muchas de sus letras hablan de conflictos reales, sobre todo al principio, pero que nadie sabe a ciencia cierta a quién atañen. Es más, mucha gente se cree que está en las letras sin estar. Es un tema hermético. Era un tema que quería tocar con él, era prioritario. Tampoco sé qué es lo que hubiera pasado. Estoy convencido de que, a pesar de mi insistencia, no me hubiera dicho nada porque siempre lo ha tenido por norma.
Hablas del Enrique “irascible, caprichoso y prepotente”. Yo las veces que le he entrevistado, la verdad es que me he encontrado a un Enrique bastante educado y correcto. Lo del mal carácter, ¿era real?
Yo tampoco lo viví así, nunca tuve ningún problema con él. Sí que sé que tuvo, de vez en cuando, rasgos de ese estilo, que tenía salidas de tono. Lo cuenta Matías Uribe en su libro. Ellos también me han hablado en esos términos, momentos en los que Enrique, perdiendo la paciencia se largaba y dejaba todo colgado. Eran muy ocasionales esos momentos, yo no lo viví. En aquellos años, si lo vi 40 veces en 40 conciertos, jamás me dio ningún desplante, era un tipo educadísimo, agradabilísimo y culto, pero sí me consta que, de vez en cuando, en la convivencia con la banda sus compañeras sí que le sufrieron algunas reacciones de ese estilo. Quizás se generalizó mucho ese asunto.
Héroes del Silencio, ¿han tenido el reconocimiento que se merecían?
Yo creo que sí. Al menos al nivel público, sí. Quizás en la crítica hubo media crítica que se cebó con ellos un poco, no te diría que, sin razón, pero sí que se cebaron sin mucho motivo. Recuerdo una crítica que les hicieron en el verano del ’93, que venían de tocar en el Rock Am Ring con Def Leppard, Gun, Motörhead y Rober Plant y el crítico dijo que eran un grupo baboso comparable con Mecano y Presuntos Implicados. Ese hombre ni fue al concierto ni se había informado porque si hubiese ido al concierto se le hubiese quedado la sangre evaporada de la barbaridad de vatios que llevaban y del rock and roll que hacían. Venían de eso y soltaban esas perlas.
¿Por qué crees que lo hacían?
Mucha gente por prejuicio. En principio la discográfico intentó venderlos así, como un grupo pop, de cantante guapo, con melenita al viento, producido por Gustavo Montesano que era el guitarrista de Olé Olé. Todos esos tópicos les pesaron mucho tiempo y mucha gente no se preocupó de revisarlos. Dieron por eso que eso era así. Había gente que seguía pensando que eran como Presuntos Implicados y que iban niñas a verlos. Niñas siempre hubo en los conciertos…
También había niñas viendo a los Beatles y los Rolling Stones…
Efectivamente. Hay una cita en el libro. Pedro Andreu, hablando de esto, dice, ‘¿quién coño iba a ver a los Beatles en el año ‘64? ¿quién coño iba a ver a Mick Jagger en el año ’67? ¿quién seguía a Green Day? ¿quiénes eran los fans de Elvis Presley? ¿de qué estamos hablando? Claro que eran niñas y cojonudo que lo sean, como si no pudieran escuchar música. Prejuicios machistas que mucha crítica hizo suyos. Es una de las tramas que me gusta señalar en el libro, había mucho machismo.
Si en la Movida madrileña se hablaba de los pijos, en la zaragozana, algo parecido, ¿les tocó a ellos con razón o sin ella?
En el caso zaragozano más que por el tema de si eran pijos o no eran pijos, que en principio hubo un poco de eso, mi hermano me cuenta que cuando entró en la banda en octubre del ’85 y empezaron a componer se dio cuenta de que estaban armando unas canciones muy potentes. Estaban componiendo El mar no cesa, Mar adentro, Flor venenosa… que efectivamente se han demostrado que eran buenas canciones. Tenían mucha auto confianza en sí mismos, mucha, mucha. En las primeras entrevistas que fueron haciendo en prensa declaraban, quizás con un exceso de arrogancia, que se iban a comer el mundo, que eran los mejores y los demás no valían, y en la movida zaragozana, hubo un recelo con ellos de arranque. Entre que tenían una imagen un poco apocada los primeros meses hasta que entró mi hermano que era más siniestro, tenían una imagen más pija y todo esto que decían de su música, sí, crearon un ambiente un poco hostil en la ciudad, pero con el tiempo fue pasando.
¿Crees que si no hubieran tenido esa imagen de niños pijos para adolescentes no hubieran endurecido tanto su sonido?
En parte sí fue una reacción a esa etiqueta, pero en parte fue un proceso natural. Esas etiquetas les saben muy mal y quieren demostrar sobre el escenario que no son un grupo baboso, pero es que nunca lo fueron. Les gustaba mucho tocar en directo. El hecho de tocar por Europa también supuso entrar en esa dinámica. Eran festivales rockeros, no podías tocar una canción pop en el Rock Am Ring, tenías que tocar lo más rockero del repertorio, y lo endurecían. Juan cambió la Fender por la Gibson, que es una guitarra más sucia. Pedro metió cajas de bronce. Enrique empezó a tirarse a la gente y a escalar por las PEAS. Arranca de eso, pero había muchos factores, pero sí es verdad que influye que al principio les tildaran de grupo pop, pegajoso, para niñas, prefabricado por la Emi.
En esta historia los grandes rivales eran Enrique y Juan, ¿esas diferencias ya estaban desde el principio o es fruto de un crecimiento muy distinto?
De carácter son personas muy diferentes. Juan es un creador, es un guitarrista que se encierra en su habitación y compone. No le gusta el contacto con la gente más allá de los imprescindibles o sus amigos. No le gustaba exponerse a los medios, es introspectivo, es una persona muy reservada. Y Enrique es al revés. Una persona camaleónica, que le gustaba cambiar, le gustaba investigar, contactaba con todo el mundo. Mi hermano y Pedro tuvieron un factor de colchón muy grande en la banda. Ellos dos solos no creo que hubieran durado mucho. Eran y son contradictorios en carácter y esa manera de comportarse de Enrique, de asumir esos papeles por la vía de hecho, fue acentuándolo todo.
Dos caracteres contradictorios conviviendo durante mucho tiempo…
Se pasaron juntos meses y meses en una furgoneta y eso cuando es divertido, es muy divertido, pero cuando deja de ser divertido es un suplicio. En los primeros años se lo pasaban divinamente en las furgonetas y en los hoteles y, al final, era más una obligación contractual que otra cosa.
¿Las vidas personales de los componentes influyeron en algo? Lo digo porque ese tema lo has dejado un poco relegado en el libro, no sé si de manera consciente o no.
No es un tema que les guste tocar. No les gusta hablar de sus vidas privadas, son muy discretos. Yo tampoco quise preguntarles mucho. Conocí en su momento cómo funcionaban y cómo se desenvolvían en el mundo de las relaciones, pero no quise entrar en eso en el libro. No quise preguntarles por algo que es muy íntimo para ellos y no creí que me fuera a llevar a ninguna conclusión.
Dices que Senda fue la primera canción que para Juan no es redonda, ¿era demasiado exigente?
Para todos, no sé si para Enrique también porque no he hablado con él. Pero sí es verdad que Senda es una canción que quedó un poco inacabada o que, por prisas, no supieron redondear. Eran muy exigentes. Un tema de Héroes del Silencio les costaba tiempo componerlo. Entre dos tierras estuvieron varios años. Una de las cosas que les agradezco es la autocrítica que han hecho a la hora de reconocer, qué canciones, a su modo de ver, han pasado peor la reválida del tiempo, como Senda, La apariencia no es sincera, Culpable, Días de borrasca…son conscientes de que son temas que a lo mejor hubieran necesitado un repaso más o tendrían que haber redondeado de otra manera. Eso es porque eran muy autoexigentes.
Hablando de Entre dos tierras, en principio no era del agrado de Enrique porque derivaba hacia un rock demasiado duro. Evidencia de que no siempre llevaba la razón, ¿no?
Eso es lo que me comentó a mí Pedro Andreu. Es verdad que al principio la rechazó durante un tiempo, no creía que fuera el territorio que debía explorar la banda. Luego eso se traduce en que en el futuro él quiera cambiar el rumbo del grupo y llevarlo a un terreno más electrónico y alejarse del rock and roll puro y clásico. Sí que tenían pulsiones distintas.
Sangre hirviendo es una respuesta a No hierve tu sangre de Platero y tú. ¿Les costaba tan poco entrar al trapo?
Cuando me lo contaba Juan Valdivia me lo contaba muerto de risa. Era más como una broma. Compuso el riff de Sangre hirviendo y lo grabaron. Tampoco lo sabía nadie. Nunca nadie supo que este tema lo habían hecho porque Platero y tú habían hecho esa alusión, por lo tanto, no lo hacían para enfrentarse a nadie sino porque les salía del alma. Ahora se sabe que fue por aquello. Eso es la prueba de que tampoco buscaban el enfrentamiento con nadie.
Juan habla de las causas de la disolución: endurecimiento del sonido, falta de tiempo para descansar y los excesos de su estilo de vida, ¿algo de eso se podía haber evitado?
No lo sé. Lo que podrían haber evitado es la incomunicación que se fue apoderando poco a poco de la banda. Eso podrían haber intentado solventar. Si reúnes a tus compañeros en una habitación de hotel y les lees un manifiesta de cuatro páginas para cambiar, eso no es manera de hacerlo. Lo que hay que hacer es hablarlo de otra manera. Un día hablas de la guitarra que podemos llevar. Otro día hablas de qué duración deberían tener los temas. Otro día discutes con tus compañeros si las giras las estamos planteando bien o mal. Es un proceso que tienes que llevar poco a poco, con calma y con consenso. Pero si de golpe lees cuatro caras de condiciones nuevas para que tu grupo subsista, es complicado confiar en que eso pueda salir bien.
También dice Juan: “En pop fuimos buenos. En rock and roll, normales. Y en heavy, malísimos”. ¿Estás de acuerdo?
No estoy de acuerdo con él, ya se lo dije. Él es muy modesto en cuanto a los logros de la música que compusieron. Fueron buenos en pop, buenos en rock y buenos en rock duro. No sé si los mejores, pero la evolución que llevaron ellos, muy pocas bandas la han llevado. Pasar de Héroes de leyenda a Sangre hirviendo. O pasar de El mar no cesa a Virus, hay una evolución musical tremenda.
Hubo momentos duros como la muerte de su road manager, Martín. De hecho, hablas de la tristeza que reflejan en el vídeo de Sirena varada por este motivo, ¿sigue siendo duro para ellos recordarlo tantos años después?
Sí, sí. Martín era un personaje maravilloso, un argentino de familia numerosa que había rodado por carreteras veinte veces con muchos grupos, Nacha Pop, Víctor Manuel y Ana Belén. Conocía la carretera y el oficio muchísimo y era un encanto de persona. Era la sonrisa continua, no había ningún problema, lo solucionaba todo. Servía mucho de colchón entre las diferentes formas de ser de los cuatro, los sabía llevar. Para ellos fue un palo muy duro, no era un manager solo, era un buen amigo.
¿Héroes del Silencio hubiera tenido cabida en la escena musical de hoy en día?
Probablemente sí porque hacían una música muy singular, muy distinta. Un rock muy elaborado, con melodías complejas, con letras complejas, que sorprende que triunfara en su momento porque no son canciones fáciles. Quizás ahora hay grupos más serios que entonces. En aquella época, la movida tenía una querencia hacia las letras intrascendentes y a la diversión. Eran grupos menos sesudos y ahora, sin embargo, sí que hay bandas que hacen letras complejas. En ese sentido, quizás desentonarías menos. Pienso en Love of Lesbian o Izal, que tienen letras complejísimas, quizás tienen más que ver con eso que con lo que había entonces.
Vamos a acabar resumiendo un poco. ¿Qué dirías, después de hacer el libro, que fue lo mejor de Héroes?
La música. De las 60 canciones que ellos compusieron en su vida, cuajaron 25 himnos que son incontestables. Los chicos jóvenes que se enganchan ahora, se enganchan por sus canciones no porque Enrique sea más o menos famosos, o porque tenga una carrera, o porque sean fotogénicos, enganchan por sus canciones que es su legado.
¿Qué fue lo peor?
El que no supieran hablar entre ellos y no hubieran continuado unos años más y nos hubieran regalado otro doble más. Si hubieran podido limar asperezas y haber sabido llevarse mejor y haber comentado los problemas cuando surgían y no haberlos dejado enquistar, y haber llegado a acuerdos más prontos. Que Juan no hubiera tenido la mala suerte de tener la mano mala. Creo que podrían haber hecho todavía tres o cuatro discos más y en vez de 25 himnos, igual tendríamos 50. Hemos perdido, ha sido un desastre para nosotros.
¿Cuál es para ti la mejor canción de Héroes?
Muy difícil. A mí musicalmente me gusta mucho Maldito duende, y personalmente, por lo que significa, me gusta mucho Morir todavía. Es una elegía a Martín, al hermano de Enrique y a un técnico de luces que iba con ellos siempre. La espuma de Venus también a menciono mucho porque es la última canción que graban, que componen y que sale en su discografía y que apuntaba en una dirección, a mi modo de ver, magnífica.
¿Sigue habiendo relación entre los cuatro componentes de Héroes?
Los tres zaragozanos sí que tienen más o menos contacto. Más o menos se van viendo de vez en cuando, con Enrique menos. A lo mejor Enrique y Pedro sí que tienen más contacto. O Pedro y Joaquín. Un poco en función de cómo es cada uno. Juan es menos dado a hablar con los demás, pero a veces sí que tienen contacto.
Acabamos con una anécdota. El rey Felipe VI tiene una copia de la edición especial de El espíritu del vino, eso tiene que valer, ¿no?
Supongo que tiene que estar cotizada. Se hicieron 100 copias, no es fácil verlas en el mercado de segunda mano. Yo a veces la he buscado en páginas de coleccionismo y no la he encontrado. No sé lo que valdrá. Además, si la tiene el rey, valdrá más todavía, claro. Me imagino al rey bailando al son de Nuestros nombres, ¿por qué no? Era un chaval joven. Tienes tu imagen institucional, pero tienes tu vida privada y escuchas la música que te de la gana.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...