Melyssa Pinto: Primera amenaza de abandono en ‘Supervivientes 2021’
La posibilidad de volver al barco encallado provoca desolación

Melyssa Pinto, a punto del abandono. / Foto cedida por Mediaset
Supervivientes es uno de los realities más extremos. El tema de la supervivencia en circunstancias tan extremas es complicado y más este año en el que parte del equipo se ha tenido que quedar en un barco varados a expensas de que les permitan ir a la isla del pirata Morgan.
Una vez llegado al paraíso, volver al barco supone una pesadilla y eso es lo que ha generado la primera amenaza de abandono de esta edición.
Todo empezó cuando los isleños hicieron trampas en el juego de recompensa. El programa les había pedido que excluyeran a un compañero y que nadie pidiera el voto para quedarse sin jugar. La gran mayoría votó a Antonio Canales y la organización entendió que había pedido el voto, contradiciendo las normas que habían puesto.
La consecuencia fue que Melyssa quedara excluida y mandada en un bote al barco encallado, ese lugar en el que permanecen algunos de los participantes que todavía no se han ganado el derecho de convertirse en concursantes de pleno derecho.
Amenaza de abandono
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Pensar que se iba a convertir en nueva inquilina de ese lugar la desesperó y no podía dejar de llorar. Cuando Carlos Sobera conectó con ella en Tierra de Nadie se lo dejó bien claro: “No me voy a subir aquí Carlos, lo tengo clarísimo. Me voy”.
No dejaba de repetir que “me parece super injusto”. Y cuando Carlos le dijo que tenía que subir al barco repitió su amenaza: “Abandono, me voy, de verdad, abandono. No voy a subir. Me tiro al agua ahora mismo”.
Finalmente, Carlos Sobera la convenció para que subiera al barco. Después de echarle un vistazo, aseguró que “de cómo estaba, está mejor”. Aunque la idea de quedarse allí seguía sin gustarle.
Misión: Robar el barco
Empezó a respirar cuando el presentador le explicó que su misión en el barco era desvalijarlo. Tenía dos minutos para llevarse todo lo que quisiese. Aunque ella destacó que le habían encargado esta misión a alguien con corazón a la que le daba pena quitarles las cosas a los inquilinos del barco, al final, hizo acopio de todo lo que pudo.
Mientras, los habitantes del barco veían desde una pantalla como se quedaban sin sus cuchillos y machetes, sin su sartén y sin una de sus esterillas.
Melyssa volvió a la isla y, de momento, lo del abandono se ha quedado tan solo en una amenaza.