Récord de basura electrónica en 2019. Buen momento para cambiar de plan.
La tecnología se abarata y la obsolescencia programada cada vez está más a la orden del día. Amplio es el sector del público que considera que tener un móvil dos años en el bolsillo es llevar tecnología desfasada, y producto de todo esto es que los humanos estamos batiendo récords de basura electrónica.
2019 terminó con un récord histórico de e-basura: 53.6 toneladas métricas de teléfonos, ordenadores y demás máquinas y gadgets descartados, un 21% más que la generada en 2014. Para tener una referencia de cuánto peso es, diremos que es más del peso que sumarían todos los humanos adultos de Europa.
De acuerdo con un informe internacional, al parecer sólo el 17% de esta basura se ha reciclado, la gran mayoría del 83% restante ha sido enviada a vertederos, incinerada o simplemente se ha perdido la pista de su paradero final. El informe, que pretendía documentar el progreso global y el manejo de la e-basura, ha acabado determinando que el mundo está yendo en el sentido contrario y, por el ritmo que llevamos, parece que irá a peor (alcanzado el año 2030, se espera haber duplicado la basura de 2014).
El problema de todo esto, además de la obvia necesidad de consumo del ser humano creada por el avance tecnológico de las compañías, es que la basura electrónica intoxica nuestro planeta. Cincuenta toneladas de mercurio descansan entre toda la basura a la que se ha perdido la pista y su destino, tarde o temprano, es acabar en nuestro entorno, con el peligro de toxicidad que ello representa.
Por si alguien anda perdido con el tema del mercurio, hablamos de una neurotoxina que afecta al cerebro y puede desencadenar problemas cognitivos con el tiempo, no sólo en niños por ser especialmente sensibles, la acumulación en el organismo de este metal pesado invita a un trágico final para el ser humano.
De todos los mercados, Asia, como el continente más poblado que es, fue el que más basura electrónica generó en 2019, pero Europa fue el continente con mayor desecho electrónico per capita, triplicando el de Asia (aunque también somos los que más reciclan).
Este informe nos viene genial para hablar del rumor que corre por las redes de que Apple no incluiría el cargador con su nuevo iPhone 12, ante el que mucha gente ya ha empezado a reaccionar como un sinsentido.
El caso es que puede tener sentido pensar que Apple pueda, por un lado, obviar la inclusión de cargadores en sus teléfonos pensando en su cliente fiel y, además, repercutir esto como un descuento en el precio final del teléfono.
Por otra parte tendríamos que pensar en los iPhone que han sido sustituidos por el último modelo y su paradero final, al fin y al cabo son teléfonos que, si siguen funcionando, deberían tener un segundo hogar y allí necesitarán un cargador para funcionar, así que no sé hasta qué punto estaríamos hablando de algo especialmente 'verde' en este caso.
De hacerse realidad, este rumor podría darnos pistas para el futuro de Apple que, en unos años, podría pasar por prescindir por completo de los cargadores alámbricos, vendiendo por fin así un teléfono son puertos ni orificios.
Veremos si Apple lleva a cabo la maniobra y si la vende al público como un recurso para generar menos basura electrónica y cuidar algo más del planeta.
En cualquier caso, y dejando atrás el caso concreto de iPhone, la decisión de velar o no por nuestro planeta está en nuestras manos; cada decisión que tomamos, cada nueva compra, reparación o destino final que damos a nuestra tecnología desfasada es un movimiento que puede ayudar o perjudicar al planeta; y sólo tenemos uno.