Estas son las historias más surrealistas de la cuarentena
Y aún queda mucho por ver
Los seres humanos somos una especie un tanto curiosa, tenemos comportamientos que, observados desde fuera, no son de lo más normal. Solo hace falta ver las redes sociales para comprobarlo. Pero claro, si encima estamos encerrados en casa sin poder salir, la imaginación y las ideas que nos surgen se multiplican por mil.
Solo hace falta ver todos los retos que han surgido en este confinamiento y la cantidad de vídeos divertidos que todos hemos recibido en nuestros móviles. Sin embargo, siempre hay historias más locas y que nos dejan a todos con la boca abierta.
Como cuando estábamos en el cole, siempre hay alguno que se pasa de listo. En Italia han tenido que multar a una mujer tras pillarla sacando a pasear a su tortuga. Según la mujer, su mascota necesitaba tomar un poquito de aire fresco.
Esta imaginación no solo la tenemos en Europa, en Tailandia todavía se celebran eventos deportivos pese al coronavirus, eso sí, a puerta cerrada. Y claro, ante el problema de no tener público, al equipo de béisbol Rakuten Monkeys se le ocurrió llenar sus gradas con 500 robots vestidos con la equipación y mascarillas. Lo mejor de todo es que a algunos hasta les pusieron tambores.
Pero si esta historia os parece creativa, vais a alucinar con lo que han hecho en un pueblo de Indonesia. El país asiático aún no ha tomado ninguna medida relacionada con el confinamiento de la población, por lo que algunos jóvenes han decidido por iniciativa propia disfrazarse de una leyenda indonesia llamada “pocong”, que en su cultura representan a los espíritus de los muertos con el objetivo de asustar a los ciudadanos y conseguir que se queden en casa. El problema es que su idea ha provocado lo contrario, todos los vecinos quieren su foto con estos espíritus.
Como véis todos son grande momentos del confinamiento pero ninguno a la altura de nuestro favorito. Como no podría ser de otra manera, ha ocurrido en Estados Unidos, no en Hollywood, pero casi. Una anciana de 93 años escribió un cartel en su casa pidiendo más cerveza. “Solo me quedan 12 cervezas y bebo una cada noche” decía el mensaje. Al enterarse la marca Molson Coors de que la mujer era una fan absoluta de su producto, no lo dudó y envió un paquete de 150 cervezas a su casa.
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