Elísabet Benavent describe con música lo que está viviendo
“Es algo como esa canción de Izal”
Un cuento perfecto es la última novela de Elísabet Benavent, la que presentó en el Teatro Calderón de Madrid con un lleno total y la que ya ha hecho suspirar a más de un lector que ha vuelto a confiar en la literatura de esta escritora que ya ha superado los dos millones de ejemplares vendidos de sus novelas y sagas.
Ahora toca meterse de lleno en la gira promocional que incluye muchos viajes para firmar ejemplares en muchos rincones del país. Y es que cada vez son más los que quieren decirle en primera persona lo mucho que conectan con sus historias de amor, esas que están siempre cargadas de intensidad pero también de realidad.
“De febrero a junio mi vida pasa por una revolución”, aseguraba en sus redes, “es algo como esa canción de Izal”. Su novela también está cargada de música, la que marca muchos de los momentos que describen la confusión de Margot y David y, en clave musical, la autora nos ha definido cómo serán sus próximos días.
“Si estos meses fueran música, tendrían estrofas que sonarían al rock de Extremoduro, a la canción más melancólica de mi disco preferido de Adele, a la copla de Concha Piquer y hasta algún compás “reguetonero”, aseguraba haciendo gala del eclecticismo musical que reina en su vida.
En Un cuento perfecto suena The Moffats, C Tangna con Paloma Mami, Rosalía, Annie B Sweet, Harry Styles, INXS, Drake & Rihanna o Leiva, una playlist que nos ayuda a meternos en los sentimientos y sensaciones que nos deja esta historia que ahora le toca defender a la autora.
“La maleta vive a medio hacer (o medio deshacer, como apuntaría mi madre) en un rincón de la habitación. Vivo con la ropa un pelín arrugada. No sé qué hacer cuando estoy en casa pero cuando no estoy, se me ocurren mil planes que llevar a cabo desde el sofá. Siempre me salen calenturas en los labios. Un par, al menos, por temporada... este año ya he superado la media, porque llevo la boca que parece un circo”, aseguraba sobre lo que está viviendo ahora.
Son meses de mucho trabajo, muchas ausencias y muchas experiencias de esas que, nunca se sabe si inspirarán una nueva historia. “Conozco a mucha gente nueva, me reencuentro con personas a las que hace un año que no abrazo y con las que siempre tengo alguna anécdota que recordar; echo de menos a quien dejo en Madrid (o en Valencia) y me da por pensar. Mucho. Probablemente de más”.
Muchos autores aspiran a tener lo que ella tiene ahora. Han sido muchos años de perseguir un sueño y ahora toca vivirlo y ella lo hace a su manera: “A veces en las giras, cuando viajamos, Jose y yo no hablamos durante horas, porque entendemos el silencio del otro y en el nuestro ordenamos nuestro caos. Otras veces nos quedamos riéndonos con la televisión encendida hasta las tantas, aunque haya que madrugar. Dormimos poco. Soñamos mal. Despertamos muchas veces asustados y sin saber dónde andamos. Descubrimos rincones preciosos en ciudades que ya conocíamos. Brindamos. Vivimos. Y, ahora que ya estamos metidos en esta revolución, me ha dado por pensar... claro, (más bien he caído en el “over-thinking”, como lo llaman los anglosajones) y la única conclusión posible es que la vida es para vivirla y que existir no vale”.