Denis Villeneuve quiere volver al universo de ‘Blade Runner’
'Blade Runner: 2049' fue incluida entre las 45 mejores películas del siglo en la revista Empire
Blade Runner: 2049 ha entrado en el puesto 45 de las cien mejores películas del siglo de la revista Empire. Esta secuela de la obra maestra de Ridley Scott es una de las pocas continuaciones de un clásico que tiene el lujo de estar a la altura de su predecesora y ofrecer una visión fresca y renovadora del universo del que brota sin sacrificar sus cimientos originarios.
Denis Villeneuve, uno de los cineastas más prometedores de nuestro tiempo, que tiene en su carrera maravillas como Incendies, Prisioneros y La llegada y prepara un remake de la fallida Dune de David Lynch, ha confesado que está deseando volver al universo de Blade Runner. Eso sí, hay una palabra que le da terror: secuela.
"El cine necesita historias originales. Me encantaría revisitar el universo de Blade Runner con una visión diferente, pero tendría que ser un proyecto propio. Algo que no tenga que ver con las demás películas. Una historia noir de detectives situada en el futuro. A veces me despierto en mitad de la noche soñando con ello", ha confesado Villeneuve a Empire.
1982 fue un año mágico para el cine de ciencia-ficción. Un joven Ridley Scott que venía de rodar Los duelistas y Alien, el octavo pasajero desplegó toda su capacidad creativa y originalidad en una extraña adaptación de una novela con un título aún más peculiar: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Scott adaptó esta historia de Philip K. Dick, centrada en un agente que se dedicaba a "desactivar" (es decir, ejectuar) a replicantes, unos androides que empezaron a ser demasiado conscientes de sí mismos.
Una trama que desplegaba frente al lector-espectador una dimensión ética y moral nunca anets conocida del tópico de los robots autoconscientes. Todo embadurnado con una estética neo-noir con pinceladas musicales de Vangelis que nos regaló momentos tan memorables como el monólogo de Rutger Hauer bajo la lluvia: "Todos esos recuerdos se perderán como lágrimas en la lluvia".
Una obra de culto inmediata que catapultó de nuevo a Harrison Ford, que venía de estrenarse en el cine con Han Solo en Star Wars, y que confirmó lo que Stanley Kubrick había predicho en 1968 con su odisea espacial: el cine de ciencia-ficción no tiene por qué ser un espectáculo vacío, sino que puede convertirse en una experiencia trascendental que examine los dilemas de nuestro tiempo a través de metáforas futuristas.
Si George Orwell lo consiguió en la literatura con su inquietante 1984... ¿Por qué no el cine?