Koreatown, el templo de los seguidores del K-Pop en Nueva York
Visitamos uno de los barrios más pequeños y visitados de Manhattan
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Barrio de Koreatown en Nueva York / Alessandro Busa (Getty Images)
Es difícil creer que el paisaje de la imagen principal de este artículo pertenece a una de las calles de Manhattan y no a las del centro de Seúl. Pero éstas son las consecuencias que ha dejado el aumento de la población coreana en la ciudad de Nueva York.
Koreatown, o K-Town, es un barrio que se extiende desde las calles 31 a 36, limitada entre la Quinta y Sexta Avenida del barrio de Manhattan (Nueva York). Repleto de comercios inaugurados por los propios coreanos, ahora se ha convertido en uno de los principales templos de los seguidores del K-Pop.
Según los datos recogidos por UnreachedNewYork, la ciudad registró un total de 97.500 coreanos residentes en 2010, convirtiéndose en la principal razón que explica la creación de este barrio. A finales de septiembre, tuve la oportunidad de visitar sus calles y, consciente del éxito del fenómeno del pop surcoreano, entendí por qué este lugar se ha convertido en su sitio sagrado.
En él, no solo encuentras hoteles, restaurantes y karaokes (un hobby muy querido por su cultura). El K-Pop se escucha y se percibe en cada uno de estos rincones. Si entras en un supermercado repleto, por supuesto, de productos coreanos, encuentras kimchi, noodles, algas y todo tipo de ingredientes necesarios para marcarte un buen plato de su gastronomía. Pero en sus pasillos también encontramos un producto clave: K-Pop.
Para mi sorpresa, cuando comencé a buscar algún refresco que acabase con la sequía de mi garganta, me encontré con unos botes de café frío con los rostros de los miembros de BTS en su envoltorio. Mi hermana, a la que considero "la experta del K-Pop", agarró tres de estos botes y los añadió a nuestra cesta. Y no, creedme cuando os digo que no lo hizo por el café, sino por el atractivo envoltorio protagonizado por sus artistas favoritos.
Los coreanos se sienten orgullosos el éxito de sus cantantes. No solo lo pude comprobar en los pasillos de sus supermercados, sino también poniendo un poco de oído en la música que ameniza la compra de sus clientes y echando un ojo a las fotos que adornan sus paredes. Cuando alcé mi mirada para entregar los dólares correspondientes a la dependienta del local, me encontré con una imagen gigante, también de BTS, junto a la estantería de los cereales. No se trataba de ningún anuncio, ni tampoco de una revista en venta. Era un póster de la banda de K-Pop que mi hermana deseaba arrancar con todas sus fuerzas y meterlo en la maleta de vuelta a España.
Cuando pisé por primera vez Koreatown, parecía haberme teletransportado a las calles más céntricas de Seúl. Una sensación que volví a compartir cuando abandoné el supermercado y fijé mi vista en el cartel de la tienda de al lado: Korean Books & K-Pop Music. Si te lo estabas preguntando, lo confieso: un cosquilleo recorrió mi cuerpo y alentó mis ganas de visitarlo.
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Tienda de K-Pop en Koreatown / Laura Coca
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Tienda de K-Pop en Koreatown / Laura Coca
Y así fue. Delante de mis ojos tenía uno de los mayores tesoros al que cualquier seguir de este género musical desearía acceder. Decenas de estanterías repletas de las caras de artistas de K-Pop. Libros, álbumes, llaveros, sudaderas, pegatinas, tarjeteros, fundas para móviles... ¿Creías que eso era todo?
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Tienda de K-Pop en Koreatown / Laura Coca
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Tienda de K-Pop en Koreatown / Laura Coca
Cuando giré mi vista hacia la otra parte de la tienda, descubrí que compartía negocio con otra empresa de productos de maquillaje, por supuesto, coreanos. Unas enormes figuras de cartón de BTS posaban junto a una estantería repleta de mascarillas para la cara y pintalabios de esta exitosa banda. A su izquierda, junto a la caja registradora, lucía una pantalla gigante que reproducía vídeos de las actuaciones de los idols más codiciados del K-Pop.
He de confesarlo. Tras visitar aquel lugar, sentí como si el K-Pop hubiese formado parte de mi vida desde el principio. Aunque ésta sea una sensación difícil de explicar para aquellos que consideren a este género musical como algo implantado por extraterrestres, tuve el convencimiento de que la expansión de este barrio ha supuesto la mayor difusión del pop surcoreano.
Koreatown es una pequeña barriada en el centro de Manhattan respaldada por una de las mayores atracciones turísticas, no solo de la ciudad, sino de todo un planeta: el Empire State Building. No hay neoyorquino ni turista que haya visitado Nueva York y no haya subido a lo más alto del rascacielos, estando obligados a pisar, al menos, una de las calles de la Little Korea.
No los culpo si han sentido confusión al toparse con decenas de carteles con símbolos extraños que se traducen en la tipología coreana. Pero de lo que sí estoy segura es de que se habrán sentido atraídos por sus karaokes y por los rostros de los idols que figuran en los diversos locales. En definitiva, el K-Pop entra y sale por tus sentidos siempre que decides pisar alguna de las seis calles que conforman este barrio.