Ad Astra: ¿Hasta qué punto es verosímil la nueva película de Brad Pitt?
El director, un neuropsicólogo y un astronauta responden
El viernes día 20 de septiembre llega a los cines Ad Astra, la nueva película de James Gray que protagoniza Brad Pitt y que le está reportando al actor unas críticas buenísimas por su papel, el de Roy McBride, un astronauta que vive una profunda crisis existencial y decide ir a buscar a su padre a los confines del espacio ante la amenaza para la Tierra que éste supone.
Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Liv Tyler y Ruth Negga completan el reparto de este largometraje de ciencia ficción expansiva, pero a la vez intimista, de la que Brad Pitt es también productor ejecutivo.
La película plantea situaciones que podrían estar más cerca de lo que podamos pensar. Los viajes interestelares, las colonias habitadas en otros lugares del sistema solar, la preparación mental de los astronautas o la soledad de todos son solo algunas de ellas.
James Gray pasó por Madrid para presentar su película ante algunos medios y académicos en la Academia de Cine. No faltaron las preguntas sobre las similitudes de la cinta con Interestellar, de Christopher Nolan, a lo que Gray respondió que el guion de su película se empezó a escribir mucho antes de que Nolan lanzara su épica espacial protagonizada por Matthew McConaughey. Si bien es cierto que la película bebe de ésta, también lo hace del Solaris de Soderbergh o de Gravity, de Alfonso Cuarón.
Inevitables las comparaciones cuando la película deriva en un hombre solo frente a la inmensidad del espacio como ya pudimos ver en Marte, de Ridley Scott, o en la Ryan Stone que interpretara Sandra Bullock en la mencionada Gravity ( y que le reportó su primer y único Oscar a la actriz y algo que podría pasar con Pitt este año).
Para el director las influencias son inevitables, pero también considera que 'uno no puede juzgar una película hasta que pasan diez años' para saber si la premisa se mantiene fresca o, por el contario, su éxito o fracaso fue culpa del tiempo que le tocó vivir. De hecho, el propio director admitió que no veía películas de estreno sino cintas que ya habían madurado un poco.
El propio James Gray reconoce que "Ad Astra es una fábula, he intentando mantener una historia sencilla y que siga teniendo vigencia dentro de veinte años". Aún así, el aspecto técnico resulta uno de los más vistosos de la cinta.
La búsqueda por parte de la NASA de astronautas con un trastorno límite o cercano a para las misiones tripuladas que prepara para llegar a Marte fue el verdadero desencadenante de que a día de hoy nos encontremos ante Ad Astra por la curiosidad que esto provocó en su director. De ahí que el personaje de McBride sea una persona carente de emociones a la que los generales encargados de sus vuelos espaciales le aplaudan que sus pulsaciones no varíen en situaciones de altísimo riesgo para su persona.
Pero, ¿es esto algo que de verdad sucede? Gabriel G de la Torre, neuropsicólogo clínico y especialista en factores humanos que trabaja mano a mano con varias agencias espaciales europeas, aclaró en un acto en la Universidad Politécnica de Madrid cómo se ejerce la búsqueda y el entrenamiento de los mejores candidatos para aguantar situaciones de presión y aislamiento tan extremas como las que se pueden observar en Ad Astra.
Lo peor para los astronautas es perder la percepción del día y la noche, esto es, alterar al límite sus ritmos circadianos. La falta de sueño, según De la Torre, es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los viajeros espaciales. No solo eso, en una misión como la que se prepara a Marte los elegidos tendrán que compartir un pequeñísimo espacio siendo, como son, personas con culturas y backgrounds de lo más diferente.
La locura, según el neuropsicólogo, también puede aparecer en el momento en el que los viajeros pierdan de vista la Tierra como antiguamente pasaba con los marinos que se alejaban demasiado de la costa.
Y, sobre todo, lo más importante aquí y lo que supone el mayor reto ético a la hora de preparar estas misiones que tantas veces hemos visto en las películas, es que los participantes tengan claro que están haciendo algo en pos de la Humanidad y no en su nombre propio. Un problema de egos que sí parece que puede ser el más complicado de resolver.
Para Iñigo Muñoz Elorza, astronauta análogo que dedica su tiempo a entrenar a aquellos que sí saldrán al espacio y que ha pasado por experiencias similares a las que se pueden vivir en el espacio exterior, el mayor problema al que se enfrentan los astronautas es el aislamiento. Y este es mucho peor que el que el personaje de Brad Pitt en Ad Astra puede llegar a imaginar. Los viajes a Marte durarán ocho meses, la estancia mínima en el planeta rojo será de cinco y la vuelta conllevaría otros ocho meses. Un total de casi dos años manteniendo un contacto limitado con la Tierra y con un retraso en las comunicaciones de cerca de veinte minutos.
Eso sí, aclara Muñoz Elorza, la inteligencia artificial podría jugar un papel fundamental para conservar la cordura de los astronautas. Robots con los que interactuar y que puedan expresar emociones y hasta tener conversaciones con cierto grado de complicación ya están desarrollados al igual que el proyecto Moon Village, el asentamiento de repostaje en la Luna que se usaría en las misiones que tuvieran como parada final Marte.
Lo que queda ya muy lejos de los planes de los expertos que miran al espacio exterior es la llegada a Neptuno, la última parada de McBride en Ad Astra y el lugar donde se desarolla el Proyecto Lima que dota de esqueleto a la película de James Gray.
Si tuviéramos que colocar a esta cinta de ciencia ficción dentro de una escala que midiera el grado de verosimilitud de la misma podríamos establecerla en las primeras posiciones y eso siempre juega a favor de las historias por muy de ciencia ficción que sean.
Ad Astra llega a los cines el 20 de septiembre.
Te recomendamos