¿Qué son los War Bots? El pasatiempos que tiene loco a medio Twitter
La sensación viral del momento. Te contamos qué es, cómo se juega y cuáles las claves para dominarlo
El ser humano actual, tras siglos de evolución y muchos errores acumulados de los que urge aprender, ha desarrollado dos instintos básicos a la hora de perpetuar la especie. Uno es el de supervivencia, que nos permite amoldarnos a los cambios y evitar los peligros potenciales gracias al miedo. El otro instinto es el que nos genera la procrastinación. Tenemos cierta facilidad para echar el rato, para tumbarnos a la bartola, para entretenernos de forma lúdica y rellenar esos tiempos muertos o esas horas de oficina donde a uno ya no le da la mollera para labores complejas de creación.
Desde los sudokus al Candy Crush, pasando por darle al botón de random en Wikipedia y empaparte con aleatorias salpicaduras de índole cultural , la cuestión es pasar el rato una vez que nuestra serie favorita yace sobre los escombros de un trono humeante - o un reactor nuclear catastrófico y ochentero- . Y en ocasiones convertimos en tendencia determinados pasatiempos que no son precisamente elaborados, pero consiguen retener nuestra atención y en ocasiones provocarnos cierta sensación de adicción desmedida.
Confesamos: nos ha pasado con el invento que hoy nos traemos aquí entre manos. un simulador que se ha ganado a pulso ser la sensación viral del momento. La cosa tiene su miga, porque de primeras no se trata de un juego interactivo. Aquí tú eres mero espectador. Pero claro, sobre la palestra se extienden algunos ingredientes que convierten a World War Bot (y cuentas análogas surgidas a partir de su inesperado éxito) en un elemento peligrosamente adictivo. De primeras, su parecido al Risk, un juego de mesa que ha roto demasiadas familias, desmigajado rocosas amistades y al que el mismísimo Tontxu se rindió en este clásico atemporal:
El modo de juego es el que sigue: Es tan sencillo como seguir a la cuenta oficial ( @worldwarbot ) y sentarte a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Otro de los factores que convierten a los War Bots en un claro win-win es la aleatoriedad. Todo lo que sucede se ve influenciado de forma no partidista por parte de una inteligencia artificial. Los países van ganando y perdiendo territorios limítrofes en cada tirada-una por hora-, sin importar cuestiones geopolíticas, económicas o su potencial bélico. Aquí todos tienen las mismas posibilidades, en lo que supone un claro atisbo de pintoresca democracia incrustado en un juego bélico y de conquistas.
El juego sale de la retorcida y brillante mente de un programador italiano que lo pensó a nivel más local, con un juego de guerra disputada en su país de origen y desarrollado para Facebook. Pronto vio el potencial y subió la apuesta: tocaba hacerlo mundial y dar el salto correspondiente a Twitter. Y a partir del éxito, el invento se ha propagado a todos los niveles y han proliferado cual prímulas en el estío muchas variedades locales. Estamos disputando en España también una guerra civil que está dando para mucho cachondeíto pero también tenemos versiones de otros países como EEUU o incluso traspasando el umbral de la ficción, nos hemos topado con una guerra de bots hasta en el mismísimo Poniente de Juego de Tronos.
¿Y por qué de repente en España esta WorldWarBot 2020 está teniendo tanta repercusión? Pues porque, sin que sirva de precedente, somos los putos amos del mundo. Porque la idea de que el sol siga sin ponerse en nuestro imperio provoca cierto morbo irrefrenable. Y por supuesto por las risas, porque Twitter se ha convertido en estas últimas semanas en un territorio sembrado de zascas, sarcasmo y superioridad moral.
Veamos aquí la cronología de tan gloriosa victoria (momentánea):
Mientras escribimos estas líneas, España continúa su expansión con mano de hierro, sometiendo a Gambia y consolidando su liderazgo mundial en la gran parte de Europa y África. Allende costas atlánticas, El Salvador multiplica su dominio en todo el continente americano. Qué cosa más tonta de juego. Y lo bien que se lo pasa uno pergeñando tácticas que luego no puede llevar a cabo -que no te flipes, que es aleatorio-, humillando dialécticamente a los rivales y siendo espectador de una auténtica revolución mundial. Y todo sin salir del salón. Ah, y en esta web tienes información actualizada de cómo queda el mundo minuto a minuto. Te avisamos de antemano, adictivo es poco.