Nos infiltramos en los castings finales de ‘La Voz’ y respondemos al eterno misterio
Vivimos la última elección de talents antes de las audiciones a ciegas en Antena 3
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Imagen de los castings finales de La Voz en Antena 3 / Atresmedia
Hace pocos días me invitaron al madrileño hotel en el que La Voz de Antena 3 estaba citando a los últimos 250 cantantes que querían pasar por las audiciones a ciegas.
En el hall se paseaban de un lado a otro intentando calmar unos nervios que impregnaban todas las paredes. Sabían que de todos ellos solo iban a quedar 100, es decir, que a 150 se les negaría pisar el escenario y probar suerte ante los coaches.
La mecánica (invisible) que decide su futuro
Mientras les veía hacer ejercicios vocales, ensayar y abrazarse a sus familiares para trasladar los ánimos de un cuerpo a otro, me condujeron hasta la habitación alargada en la que se hacía la prueba. Allí, entre las cámaras y los focos, estaba sentada Susana Pérez (productora ejecutiva del programa) y Jorge Villaescusa (productor musical), entre otros miembros de Atresmedia, Boomerang y vocal coaches de reconocido prestigio que serían los que decidirían el futuro de los candidatos.
Un hombre al piano acompañaba a todos los concursantes con sus teclas para que, al menos, fuera la música la que les arropara frente a esas miradas desconocidas y sentenciadoras que les podían cambiar la vida.
Me sentaron tras el jurado, me pusieron un antifaz - para que viviera más real la experiencia- y unos auriculares y... entró el primero. Cantó un bolero y me imaginé que tendría la piel morena y sería más bien ancho de cuerpo para que le cupiera tanta alma. Al acabar y descubrirme los ojos: NO TENÍA NADA QUE VER.
Fue muy interesante descubrir que me pasaba con uno tras otro porque los estereotipos también existen en los géneros musicales. Probadlo, os sorprenderá.
También me sorprendió escuchar la variedad de estilos que presentaban y, lejos de la sensación que suele transmitir cada edición en la que parece que el flamenco es lo más abundante, en las horas que estuve allí no escuché ni a uno (una pena).
Ese "duende" al que es imposible escapar
Como os podéis imaginar, en un casting final de La Voz todos los que desfilaban tenían mucho talento. Cualquiera de nosotros cambiaría sus cuerdas vocales por la de ellos. Pero lo que también es cierto es que de los ocho que pude ver solo dos me erizaron la piel. Los mismos que a mis compañeros de antifaz. Solo dos de los varios que pasaron tenían ese "duende" que trasciende cualquier mirada (y que no todos pueden albergar). Daba igual que no los vieramos, para todos estaban dentro de nuestro cuerpo y del programa.
Entendí entonces cuando los coaches coincidían al pulsar el botón y girarse al unísono. Y es que cuando la varita mágica envuelve el talento, nadie puede -ni quiere- esquivar ese hechizo.
Salían de la sala y los redactores corrían a escuchar cada una de sus historias para empezar a esbozar esos guiones que nos atrapan a su personaje sin ni siquiera conocerlos.
La diferencia con otros talents: "No cambiamos el estilo"
En el descanso pregunté qué valoraba ese último jurado para escoger a los 100 últimos: "Valoramos el nivel, la variedad de generos, pero nunca cambiamos el estilo: buscamos el mejor dentro de lo suyo".
También me respondieron a una de las dudas más frecuentes de los espectadores durante el programa y es que, cuando los coaches ya tienen acabado sus equipos, ¿qué pasa con los escogidos que se quedan fuera de plató, que no tienen la oportunidad de cantar a sus espaldas?
"Normalmente escuchan a todos, pero si cierran equipos antes y se quedan fuera algunos, esos pasan directamente al casting final de la edición siguiente".
Eso me dijeron, eso sentí, y ahora, cuando vea entrar a esos artistas por la puerta de su audición a ciegas, todo será muy diferente.
![Paula Hergar](https://s3.amazonaws.com/arc-authors/prisaradiolos40/e5bd814d-e297-4f66-aaac-1d3a20e6748c.png)
Paula Hergar
Periodista, redactora de LOS40 y mocatriz. Crecí creyendo que vivía en una serie de televisión y todo...