Así es trabajar con tu padre vendiendo productos eróticos
La historia que hará que dejes de creer que tu trabajo es lo peor

undefinedLuis M. Ortiz
Hay trabajos que son duros, desagradables, difíciles, cansados... Vamos, todo lo malo del mundo. Están los míticos: sexador de pollos, probador de comida para animales domésticos, limpiador de fosos de abono... Sí, lo sé, ninguno suena agradable. Pero, ojo que esta mañana en Anda Ya hemos aprendido que puede ser peor.
Puede que te toque trabajar con tu familia en algo que jamás habrías imaginado... Eso es precisamente lo que le pasó a Ainara. Su familia decidió montar un negocio pequeñito. Se trataba de llevar tres maquinas Vending en un pequeño local que tenían. Hasta ahí, todo bien. El problema llegó cuando se enteró de qué eran las máquinas: una de bebida, otra de comida caliente y otra de varias cosas. Entre ellas: productos eróticos.
En esta última había cositas tipo: muñecas hinchables, esposas, tangas comestibles, lubricantes, consoladores... Si ya sería desagradable trabajar con estos productos junto a un desconocido... ¡Imagínate con tu propio padre! Según Ainara: ''El peor momento era cuando llegaba a la caja y teníamos que colocar las cosas eróticas''.
La vergüenza llegaba por parte de ambos: ''La primera vez que llegó la caja de productos porno y la abrimos, no nos mirábamos a la cara''. Pero bueno, a pesar de los malos ratos, el negocio no fue nada mal: ''Aunque parezca mentira se vendía más que la comida y la bebida''.
La próxima vez que vayas a quejarte de tu trabajo, recuerda el calvario que tuvo que vivir esta chica y sonríe. Sí... siempre podría ser peor.