Batman Ninja: el arte de vender un buen trailer
Si la has visto ya no la puedes borrar de tu mente
Hablamos hace algún tiempo de Batman Ninja y no me avergüenza decir que entonces podría haberme dejado cortar el brazo derecho a la altura del codo de la emoción.
Y ahí está el arte de saber hacer un buen trailer a partir de hora y media de metraje animado capaz de hacer que un humano perfectamente cuerdo en un mal día piense en suicidarse.
La peli empieza con Batman y Gorilla Grood en un encuentro de esos que acaba mal en Arkham Asylum. Gorilla Grood que es un genio, ha creado una máquina capaz de tele-transportar y tal… y así es como acaba todo el universo de Batman en el Japón feudal.
A partir de ahí empieza la locura a discreción; Bruce Wayne de repente va con pelo de señor feudal por ahí, Alfred lleva coletilla, Bane va vestido de luchador de sumo y cada villano tiene un castillo “transformer” que acabarán fusionando para luchar en plan Power Rangers contra una montaña de monetes como el que lleva Robin en el hombro.
No es broma, todo lo que has leído en ese párrafo ocurre tal cual, la locura no conoce precedentes y difícilmente podrá ser superada por otro desparrame nipón.
Además, por hablar del apartado técnico, ¿porqué leches les ha dado a los japos por hacer las películas a partir de modelos 3D? Un poquito gusta, pero mucho cansa. Mira que el trailer vendía bien las fichas; pues en la peli tendréis entre 20 y 25 minutos de buena animación y una horita rica de muñecos rígidos e inexpresivos charrando y cantando a los mil vientos que están hechos con ordenador y que, por eso, ni sienten ni padecen.
Batman Ninja es, exactamente, todo lo que no quería que fuera; un tostón apocalíptico, un despropósito argumental y una mala ejecución capaz de hacer que unos cuantos diseños molones pasen a ser ridículos.
Lo lamento, muchísimo, pero Batman Ninja en el mejor de los casos merece que la bajes de internet y la veas con colegas para echarte unas risas. De verdad que me sabe mal.