Titanic, recordado (con horror) por su director veinte años después
James Cameron ha contado todo sobre uno de sus rodajes más duros
Normalmente las grandes superproducciones están rodeadas de especulaciones y sus rodajes no suelen ser lo que se puede considerar como sencillos.
Ese es el caso de Titanic, la película de James Cameron protagonizada por Leonardo Dicaprio y Kate Winslet que llego a los cines españoles en 1998 pero que se estrenó en Estados Unidos unos meses antes.
Por ello y con motivo del vigésimo aniverario el director ha publicado en The Hollywood Reporter una carta escrita a uno de los periodistas en la que cuenta lo mal que lo pasó en un rodaje que ya imaginábamos algo infernal.
No solo por el despliegue técnico que la cinta supuso, toda una revolución para finales de los 90, sino por el carácter de Cameron y la necesidad de poner de acuerdo a un equipo humano de cientos de actores.
La que fuera una de las películas que rompía récords en su año de estreno y arrasaba en los Oscar esconde algunos secretos que nadie se imagino como que su director se planteó, tras el estreno, no volver a trabajar.
Los problemas a los que la película se tuvo que enfrentar fueron la complejidad de sus efectos visuales, que la llevaron a ser retrasada casi un año frente a la fecha prevista de estreno, y la duración (si se quedó en tres horas, no es difícil imaginar que la original era todavía mayor).
Los ejecutivos de los estudios Paramount no vieron con buenos ojos todos estos problemas y, sobre todo, los costes derivados de la ampliación del rodaje.
Fue la CEO de los estudios, Sherry Lansing, la que vio la película terminada por vez primera y dio luz verde. Es por ello que James Cameron ha publicado ahora su carta, momento en el que se publica la primera biografía de una de las mujeres pioneras en la industria del cine.