¿Quién decide qué es la música buena y cuál la mala?
El libro ‘Música de mierda’ responde a esto y a otras preguntas sobre por qué otros aborrecen a los artista que nosotros adoramos
¿Qué hace que una canción sea considerada una obra de arte y no una pifia? ¿Pasarían artistas que triunfan en las listas de ventas, como David Guetta o Taylor Swift, la prueba del algodón? ¿Y por qué unos grupos son adorados por medio planeta mientras la otra mitad los aborrece? Es decir, ¿por qué no nos podemos poner de acuerdo?
Esas son las preguntas, además de otras (como por qué lo que gusta al gran público raramente es del gusto de una parte de la crítica) las que plantea el reconocido crítico musical Carl Wilson en el libro Música de mierda que acaba de publicar en español. Y donde el autor también ahonda en el clasismo musical y los prejuicios en el pop, dos pecados de los que él mismo se confiesa culpable.
Ya nos lo advierte Wilson: no hay una única respuesta (los expertos tampoco se ponen de acuerdo) pero sí hay toda una serie de teorías que distintos sociólogos y pensadores han desarrollado a lo largo de la historia. Estas son algunas de las que recoge:
1. ¿Quién decide si una canción es buena o mala? Según muchos autores, el tiempo. Que un tema envejezca bien es señal de calidad. Así que no será hasta dentro de mucho cuándo sabremos si, realmente, las composiciones de Justin Bieber o Rihanna merecían nuestros sofocos.
2. ¿Por qué nos gusta un tipo de música u otro? Según sociólogos como Pierre Bourdieu, el gusto es interesado y nos sirve para integrarnos en un grupo social o para distinguirnos. Tal vez por eso los asistentes a un concierto se parecen entre sí, según Carl Wilson, quien asegura que “los que acuden a conciertos experimentales no habitúan a conducir coches rápidos ni a hacer puenting, y sí a leer novelas poco conocidas”. ¿Crees que se podrían encontrar los mismo patrones entre el público que acude, por ejemplo, a un concierto de Estopa, o a uno de Avicii o al de Lukas Graham?
3. Y otros dicen lo contrario… Para el investigador Daniel Levitin, el cerebro está construido para preferir la consonancia antes que la disonancia, y el gusto no es algo para definirnos socialmente, sino algo más objetivo. Sobre esto hemos querido preguntar a Tony Aguilar, Dj de Los 40 (mira abajo sus respuestas).
4. Sin embargo… No siempre lo que nos gusta es lo más armonioso. Tal y como se encarga de señalar en el libro el autor, en los círculos más refinados (y snob) a veces se valora más una afinación cuestionable a una voz poderosa y y bien entonada como la de Celine Dion (para el autor, el colmo de lo hortera).
5. ¿Por qué la crítica no coincide con la opinión general? Los artistas que más venden y que más audiencia alcanzan no habitúan a ser los que reciben los mayores elogios de la crítica (más bien, al contrario). ¿Por qué? Aquí el autor se enzarza en una reflexión sobre clasismo musical y prejuicios. Según el sociólogo Pierre Bourdieu, el gusto nos diferencia de los demás y, sobre todo, busca impedir que nos confundan con alguien de un rango inferior. Es decir, marca que seamos o no “cool”. Los críticos, al parecer, han de serlo (algo que se traduce, dice el autor, en abrazar las subculturas más que el gusto general) y, además, “han de convertir a sus lectores en gente más cool”. Aunque para ello, en ocasiones, tengan que echar mano “de música mala”, según escribió Deena Weinstein.
6. ¿Qué es una persona con buen gusto musical? De nuevo, hay más de una teoría. Para David Hume, “la persona que apreciará obras que luego superarán la prueba del paso del tiempo”. Y, además, quienes “están abiertos a la novedad”.
7. ¿Por qué echamos pestes de los músicos que no nos gustan? Si te has burlado alguna vez de algún grupo o artista, esto va por ti: “Nos burlamos de aquellos con quienes sentimos una afinidad y que por eso debemos repudiar. Nos reímos para sabotear nuestros sentimientos de sincronía”, explica el psicoanalista Adam Phillips, que también indica que “cuando nos burlamos, la sincronía ya se ha producido”.
8. Mentimos sobre lo que nos gusta. Posiblemente le haya pasado en alguna ocasión al autor del libro, que también insiste en que "lloramos con baladas de las que nos hemos burlado antes" o "tarareamos canciones que decimos aborrecer". ¿Te ha ocurrido?
También en Los 40 hemos analizado algunas de las teorías que recoge Música de Mierda sobre los gustos. Para Tony Aguilar, crítico y Dj de la emisora, las fronteras se están diluyendo y los gustos musicales han dejado en gran parte de definir el estatus o perfil social de un oyente. Como prueba, un ejemplo: “Durante un tiempo el reggaeton fue menospreciado por algunos sectores; hoy, hay fiestas de alto nivel donde lo primero que te piden es a Daddy Yankee”.
Antes el reggaeton era menospreciado por algunos sectores; hoy te lo piden en fiestas de alto nivel
¿Las razones? Las nuevas formas de consumir música, que permiten que en nuestro smartphone convivan artistas y canciones de latitudes totalmente distintas. "Antes tenías que comprarte un disco entero; hoy picamos canciones de aquí y de allá, todo se ha ido mezclando", concluye Aguilar.