Pasar por Gran Hermano para dejar de trabajar
Maite, la primera expulsada de la casa ya se lo está montando en las discotecas a golpe de talonario
El premio de un reality no es ganarlo, no es la cantidad de dinero que percibe en metálico el vencedor del concurso: hoy en día, el chollo de cualquier reality consiste en dar de qué hablar mientras se concursa y abandonarlo antes de que concluya. Y si se trata de Gran Hermano, el reality por excelencia, esta teoría cobra mucho más sentido.
Salir de la casa de GH a las pocas semanas del inicio del concurso puede suponer la comodidad de decir adiós a tener que trabajar… al menos, a lo que el común de los mortales conocemos como curro… que no es poco.
Buen ejemplo de ello es Maite, la primera expulsada de esta edición, que ha aparcado su trabajo como conductora de autobuses en Pamplona, para atender sus obligaciones como nueva celebrity de Gran Hermano. Según lo que publica el portal Bluper, un concursante de este programa se embolsa unos 1.000 euros por cada semana que esté dentro de la casa. Sin embargo, si nos fijamos en el dinero percibido en los bolos de discotecas se puede explicar por qué el concursante de un reality se toma cada vez mejor su eliminación (ya os contamos la fiesta que se pegó Maite tras su salida)
Maite apenas permaneció 10 días en la casa; suficientes para ser considerada una loca y sus compañeros estuvieran deseando que la expulsaran. Eso sí, Maite fue el gran aliciente del inicio del programa: aglutinó la atención mediática y los dardos de los espectadores. Se ha convertido en el primer personaje de este GH 16.
Este nuevo estatus, Maite ya lo está rentabilizando. Y es que parece que la concursante se embolsa 800 euros brutos por cada bolo de discoteca para el que es contratada. Todo lo que tiene que hacer es acudir a media noche al local y permanecer un par de horas bailando y haciéndose fotos con los clientes. De esta cantidad, Maite debe restar un 30% que se lleva Telegenia, la agencia que gestiona los bolos y que es propiedad de Endemol, productora de Gran Hermano.
La agenda de visitas culturales a discotecas la comenzó Maite el pasado sábado 3 de octubre a una sala de Barcelona, InTime, en la sesión de tarde dirigida a adolescentes mayores de 14 años. A juzgar por las fotos en el Facebook de esta sala, la visita de Maite fue todo un éxito: largas colas para entrar antes de que se abrieran las puertas. (Hay que recordar que GH tiene mucho tirón entre adolescentes).
La segunda parada de su agenda será en una discoteca del municipio toledano de Illescas, este viernes 9 de octubre. Y, si todo sigue los cauces habituales, es muy probable que Maite tenga ocupados en bolos discotequeros, como mínimo, todos los viernes y sábados de aquí hasta el final de la edición de Gran Hermano.
El caché de los concursantes que abandonan la casa de Guadalix ni es el mismo ni se mantiene en el tiempo; depende de si el tirón mediático se conserva, de si otros concursantes empiezan a cobrar protagonismo en la edición… Por ejemplo, mientras que el primer expulsado de GH 15 cobraba el año pasado 600 euros por bolo, el trío amoroso surgido en dicha edición - Paula, Omar y Lucía- cobraba unos 1000 euros de media cada uno por bolo
Así que, echando cuentas, con dos o tres bolos semanales y unos 500 euros de beneficio por cada uno de ellos… ¿Es o no es Gran Hermano una puerta a unos meses de vacaciones?