6 razones por las que no ser un santo
En la Semana más Santa del año te proponemos algunos de los motivos por los que no ser ningunos angelitos
En estos días nuestra devoción se dispara. Celebramos la fiesta en la que el Cristianismo conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Una Semana Santa más no hemos podido evitar la tentación de asistir a la Iglesia, rezar unas oraciones, ver pasos procesionales y en definitiva, entregarnos a Dios y a los Santos.
Pero... ¿realmente somos tan santos? La realidad parece demostrar que no, que no somos tan buenos como parece y que a pesar de vivir estos días en un entorno cristiano, muchas veces nos olvidamos de él y pasamos al siguiente punto, es decir, disfrutar sin ataduras. He aquí algunas de los motivos por los que no estamos hechos precisamente unos santos.
Aprovechamos la Semana Santa para irnos de vacas. Es cierto que muchos de nuestros destinos favoritos los encontramos en Sevilla, Málaga o Códoba, lugares donde se vive con mucha pasión la Semana Santa, pero también en la playa o la montaña. Salir al extranjero, también es buena excusa estos días.
Para salir a tope y beber con los amigos. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Nadie se va a creer que durante estos días te conviertes en la persona más beata del mundo. Aprovechas que no tienes nada que hacer para procesionar por tus bares favoritos y lo sabes.
Domingos de resaca, consecuencia de tanto pisar la calle: el Domingo de Ramos y Resurrección los pasamos con tal mal cuerpo que solo nos resucita una buena taza de caldo de la abuela.
Comer carne el viernes Santo. Casi todo el mundo lo ha hecho alguna vez, bien por pereza, por olvido o porque no es creyente.
Bailamos a tope estos temazos: la playlist de las canciones con las que enloquecer esta Semana Santa.
Entregarnos a diosas como Daniela Blume. No nos perdemos desnudos como el que nos dejaba la sexy presentadora de No Te Cortes en su Instagram el pasado Domingo de Ramos.