LOVG concede su tercer Básico 40 ante un público entregado
Leyre se consagra como "alma del grupo" en un concierto muy especial
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Durante una hora y veinte minutos, LOVG demostró que disfrutan haciendo "su" música. Ese pop amable y cercano aderezado con un estilo muy personal. El equilibrado repertorio lo componían 17 temas en total, que hicieron las delicias de este público excepcional. Porque no se trataba de un concierto al uso. Más de 400 fans tuvieron la suerte de asistir a este directo íntimo, en un lugar con especial encanto como es el Círculo de Bellas Artes, y que estaba siendo grabado para su posterior emisión a través de televisión y radio.
Personalmente, creo que La Oreja de Van Gogh con este concierto nos propuso un viaje. Digamos que iniciamos un camino que animaba a subir una montaña. En esta primera parte, la banda, los chicos - Pablo, Alvaro, Haritz y Xabi- se encargaron de empujar desde atrás con canciones como Más, Sola, Muñeca de trapo -con la que el público empezó a entregarse-, Cuento sobre el agua, la memorable París de su primer disco, la curiosa interpretación de Europa VII con un wah-wah que se marcó Xabi y la coreada por el público Rosas.
Así, de tirón, llegábamos al ecuador del concierto, como a la cima de la montaña. Desde ahí el grupo, que en ningún momento se toma un respiro, sí que se plantea aminorar el ritmo e interpreta tres temas a medio tiempo. Para Cumplir un año menos primero se esfumó del escenario el batería. En Deseos de cosas imposibles quedarían sólo piano y guitarra y en Jueves vivimos el protagonismo absoluto de la voz de Leyre, acompañada apenas por algunas notas de piano. Un ejercicio vocal impresionante de intensidad y tesitura para una canción conmovedora inspirada por el trágico 11-M.
Fue en ese preciso momento cuando la cantante, por fin, se enfundó el traje de "alma del grupo" y sin tregua, comenzó a tirar del concierto y a bajar esa montaña para llevarnos a destino. Leyre y el público vibrando, saltando y disfrutando de clásicos como Pop, el segundo single de este último trabajo Inmortal o Madrid como guiño a los asistentes y falso final. Me pregunto si Amaia habría elegido también esta canción para su directo esa misma noche y no muy lejos de allí.
Pero el recorrido no había llegado a su fin. Nadie estaba dispuesto a quedarse allí, así que regresaron al escenario para complacernos con 20 de enero. Tampoco hubiésemos perdonado que dejasen atrás El último vals y siendo de Donosti como son, no podían llevarnos a mejor lugar, concluyendo el concierto con La playa.
En todos los caminos es natural mirar atrás y superar los obstáculos. Con su ritmo frenético, el optimismo que demuestran y el entusiasmo que han expuesto, La Oreja de Van Gogh tiene un largo recorrido por delante. Eso es seguro.