Bob Dylan telonea a Amaral en Avila
Eran las 21:30 de la tarde y el público no salía de su asombro. Pero por qué, se preguntaban los cerca de 15.000 espectadores que habían abonado su entrada y los cerca de 2000 que se disponían a ver el concierto desde las inmediaciones. El honorable músico de Minnesota empezaba su recital en el festival Músicos en la Naturaleza a la hora que esperábamos a Amaral como artista invitado. Vaya.
Dylan abrió con lo más sesentero de su carrera para que la masa entrara en calor pero se marcó un concierto que giró más alrededor de sus últimos álbumes de estudio. El blues más añejo surtía efecto a cada acorde. Aquel elegante y adorable gruñón sentado al piano entonó algunos de sus himnos más célebres: Hyway Sixtie One y Like a Rolling Stone o la gran Mississipi, que por poco quedaron insertadas en la retahíla de canciones difíciles de distinguir. Ya conocemos la adorable faceta de Mr. Dylan a versionar sus propios temas. Aún así, cantó sorprendentemente mejor que las últimas veces, un fan entendido dixit. Se notaba que estaba en su salsa. Algo tendría que ver aquel emplazamiento natural de ensueño.
Hacia la media noche aparecieron los que parecen haberse convertido en los niños bonitos de Bob Dylan. El dúo zaragozano Amaral ofreció un colorista espectáculo en el que apostaron por sus hits más conocidos. Arrancaron con fuerza con Kamikaze pero se dieron el gustazo de hacer un noble repaso a su carrera con Livin Las Vegas, Toda la noche en la calle, Quiero vivir, En el rio, y ese guiño a su pequeño gran Dios Moby.