Amaral desvela las claves y secretos de su último disco canción a canción
<i>Gato Negro Dragón Rojo</i> se publica el 27 de mayo de 2008 y es el quinto álbum de estudio de Amaral. <i>Gato Negro, Dragón Rojo</i> es el primer álbum doble de la banda zaragozana y sus 19 canciones ofrecen una peculiar mezcla entre complejidad y sen
Gato Negro Dragón Rojo comienza con su primer single. Kamikaze (?Para ahuyentar la soledad, para espantar la decepción, porque estas ansias de vivir no caben en una canción, porque no importa el porvenir creímos en el rock and roll. Por eso estamos aquí, equivocados o no?) es una declaración de principios, un canto a la música, a la vida, interpretado con poderío y sentimiento por Eva Amaral y con un pulso rítmico vibrante. El espíritu y la esencia del disco se resumen en Kamikaze, a la que sigue Tarde de domingo rara (?Qué esconden las palabras que decimos sin pensar. De qué hablan las canciones que no paro de escuchar. Dicen siempre lo mismo, dicen que mi inocencia se ha perdido y ya no hay vuelta atrás?),
La barrera del sonido (?Que se rompa la barrera del sonido este lunes de resaca, y que reine al fin la calma que nunca he tenido?) es una prolongación de la anterior, cuando sólo queda el sentimiento, la expresión, la palabra, con sonido guitarrero y eléctrico que marca el espíritu de buena parte del álbum. Las chicas de mi barrio (?Las chicas de mi barrio llevan el sol en la cintura, nos hizo quemaduras aquella libertad?) ofrece un largo preludio instrumental con ambiente vintage para una canción emocionada, agridulce, de amor como libertad, con sonidos acústicos y guitarras eléctricas surf rock.
Esta noche (?Es el momento perfecto y el lugar correcto. Y puedo oírlo en el viento, el futuro es nuestro. Si me sonríe la vida, le agradezco el gesto?) es la calma tras la tempestad, con las guitarras dando carácter con sencillez y efectividad.
Las puertas del infierno (?Hay usos y maneras que han sido desterrados, guardados en el fondo de un cajón?) trasciende lo personal envuelta en ambiente rock con el apreciable apoyo de los sintetizadores, que aparecen en primer plano por primera vez en el álbum, y con Xoel López (Deluxe) en los coros. Biarritz (?Más lejos que nunca voy a estar como un pálido reflejo, es tan difícil ya que cierren mis heridas?) es melancolía, añoranza, alejamiento, con la armónica de Eva.
En Gato negro (?No tengo paciencia para analizar las cosas, algunas gaviotas nunca encontrarán la costa. Mis vidas pasadas empiezan aquí, como un gato que he dado por muerto ha vuelto a vivir?) se mantiene la esencia hispana en el estribillo de una canción enmarcada en pop, de preguntas sin respuestas y Rock & Roll (?Eran maneras de vivir por un pedazo de sueño.
Siempre que salgo a tocar me acuerdo de aquellos tiempos?) es un medio tiempo para cantar a la nostalgia, a la fuerza interior, a la música como camino irreversible. Como en otras canciones del álbum, basta un sencillo acompañamiento para sostener la emotiva expresividad de Eva
El CD-2 comienza con Perdóname (?Hay demasiados corazones sin consuelo y es demasiado frío este momento cuando siento que te pierdo?), con guitarras infinitas ambientando una canción de amor incondicional y entregado. Alerta (?Tienen prisa por hacer que me calle, pero yo canto lo que quiero y lo que siento. Canto lo que me sale igual que mi corazón late?) comienza reivindicativa y acústica con aires de canción popular para transformarse en cuento a ritmo reggae dub sostenido por el bajo de Pino Palladino. Y El blues de la generación perdida (?Dices que sólo soy una veleta a la que el viento se lleva sin querer. Dices que sólo soy una cometa que se eleva y un día va a caer?) es otra apuesta generacional contra los agoreros, contra los pesimistas, contra los tristes, con un arpegio de guitarra eléctrica de Juan que recorre el tema.
De carne y hueso (?He venido al mundo desnuda bajo el cielo, es todo lo que tengo. Ya no somos ángeles, ya no tengo miedo, soy de carne y hueso?) ofrece un ambiente acústico, minimalista, para una canción sencilla, enigmática, ondulante y sinuosa, que camina con una buena labor del bajo, las percusiones y las guitarras. Dragón rojo es el único tema instrumental del álbum, con influencias de la música de Europa oriental y la guitarra como protagonista, mientras Es sólo una canción (?Es sólo rock and roll para calmar mi corazón lo que yo quiero, lo que yo siento?) ofrece la sorpresa del debut oficial de Juan Aguirre como cantante solista, con el apoyo de Eva en los coros y segundas voces. Un tema de gran dinámica, vibrante, con excelente trabajo de las guitarras, estribillo arrebatador y una letra que pone algunos puntos sobre las íes.
En la recta final del álbum, El artista del alambre (?Y ahora que la luz del día brilla sobre tus pupilas, quién se va a creer tu historia?) es una reflexión emocionada sobre la caída, el ocaso y el olvido, con un estribillo a dúo Eva-Juan para una canción acústica intensa, amarga, desesperanzada y lúcida sobre el futuro, sobre el fin de los días dorados. Deprisa (?Las fresas deben madurar y las aves emigrar. Las piedras tienen que rodar para ser redondas?) es un tema diferente desde el aspecto sonoro, con la voz de Eva lanzada desde el enigma y Amaro Ferreiro, Iván Ferreiro y Xoel López en el coro final. Doce palabras (?Son doce palabras, son doce uvas blancas. El año se acaba y no hay noticias, no hay ni rastro de ti?) es una canción afligida, con guitarras de 12 cuerdas con ecos del folk rock californiano de los 60 y Peter Buck (de R.E.M.) como invitado. Y el álbum termina con Concorde (?Cómo fue, qué tal la sensación de ver como ardían por ti mis manos en el fuego. Ya nada será igual. Es el final de la inocencia?), puro minimalismo acústico para la historia de una decepción irreversible con sonoridades oscuras.