Cuestión de talento
En el mundo, no regido por las normas, de la música existe sin embargo una premisa que Pignoise cumple a rajatabla: la de ir creciendo y evolucionando con cada nuevo trabajo. El grupo ha conseguido mantener una línea ascendente desde aquel inicial y sucio Melodías desafinadas (2004) hasta el pasado Anunciado en T.V. (2006) con el que obtuvieron un merecido reconocimiento.
Y con Cuestión de gustos vuelven a dar en la diana. Un acierto en forma de trece nuevas canciones en las que el pop-rock con un cierto aroma e idolatría por el punk brillan con luz propia. Letras por momentos brillantes (como en Sólo hay un lugar) combinadas con riffs y estribillos pegadizos (como en Sigo llorando por ti, su primer single) lo convierten en su mejor disco hasta la fecha.
Alvaro, Polo y Pablo pintan este Cuestión de gustos con un tono gamberro que luce en temas como A peor o No sentar nunca la cabeza, pero tras esa primera capa se esconde un canto al amor y al desamor, a la añoranza de las personas que se fueron (Las cosas que no tengo, Nadie más o Yo te espero). Con Sólo quiero amor desnudan sus emociones y su estilo ya definido convierte temas rockeros como Sin ti o Que no vuelva en baladas de espíritu.
Pignoise firma un disco con el que sus componentes aseguran sentirse muy satisfechos y no es para menos con canciones tan estupendas como Por qué. El nivel del álbum es altísimo tanto como el listón a superar en la próxima ocasión ¿Lo conseguirán? Será cuestión de talento.