Los "héroes" regresan al silencio
Si Bunbury no mintió, Héroes del Silencio vuelve al letargo musical quizá para siempre. El último concierto de su esperada gira de regreso tuvo, para casi todos, un sabor agridulce. Si por un lado el grupo, su repertorio y el sonido fueron más que aceptab
En el apartado musical, la velada fue casi perfecta. Un gran Enrique Bunbury, quien con su sola presencia llenaba el inmenso escenario, salía a escena tras una introducción acústica de sus tres escuderos de cuerda, los hermanos Valdivia y Juan Cardiel, y la multitud presente se estremeció. La ovación y los gritos cuando se levantó el telón en el que se proyectaban las figuras de los guitarristas no pueden dejar indiferente a nadie. Un momento mágico, muy especial, rodeó el inicio de un concierto histórico, el último de la última gira del grupo más internacional del rock en España.
En el repertorio, al igual que en el resto de actuaciones del Tour, se alternaron los temas más míticos y conocidos como La sirena varada, Avalancha, Iberia sumergida, Maldito duende, Héroe de leyenda o el más coreado de la noche, Entre dos tierras con otros un poco menos habituales, como suele ser del gusto del cantante. Más de dos horas y media de auténtico espectáculo al más puro estilo Rolling Stones o U2, con un gran montaje de luz y sonido (dependiendo desde donde se escuchase, eso sí) y una despedida a la valenciana, con los habituales fuegos artificiales, fueron las líneas por las que se movió el cierre de su gira de regreso.
Bunbury se mantuvo todo el concierto al quite, mostrándose en plena forma y con una voz que hacía dudar si habían pasado tantos años desde sus últimos conciertos. Ya no se queda sin camiseta y corre sin parar de un lado al otro, como reflejaban las pantallas mostrando conciertos antiguos, pero se nota que está en plena forma. Juan Valdivia y Pedro Andreu tuvieron un par de errores sin mucha importancia pero lo dieron todo para continuar con el magnífico repaso a toda una carrera. Los bises de temas como En los brazos de la fiebre, Fuente esperanza y la más especial y mágica de la noche, La chispa adecuada, con una gran coro de miles de voces y la iluminación de mecheros y móviles, fueron la culminación perfecta a casi tres horas de directo que a buen seguro perdurarán en la memoria de todos los presentes.