Sí al momento presente
Tras casi dos décadas sin aparecer, aparecieron. Y lo hicieron en el Palacio de los Deportes de Madrid para dar el último de los conciertos de su gira Nacha Pop 80-07. Salieron como lo que eran, como ¿viejas? glorias del pop y así se mantuvieron hasta el final. Quienes un día dejaron bien claro a nuestros padres y a nuestros hermanos mayores quienes eran, Antonio Vega y su primo, Nacho García Vega, se presentaron ante 8.000 personas para volver a dejar claro que eran los jefes.
Algo entre tú y yo nos enseñó un bajo entrañable, ese piano, ese toque de jazz, el público emocionado y Nacho voceando: ?queremos que sintáis algo distinto a lo que sentíais entonces?. No era una noche para el recuerdo. La banda quería sonar a los 80 pero sin los 80. Y eso fue lo que hizo. En ese momento, decidieron que había que reciclarse, así en general, y se impuso un escuálido Antonio Vega con Un nuevo plan y los que allí estábamos nos quedamos medio atontados al oírle. Los treintañeros se miraban como diciendo ?qué guay? y los teenagers como lamentándose (pero no) de no haber nacido antes.
Suenan los primeros acordes de la gran Lucha de gigantes. Móviles iluminados donde antes había mecheros. El auditorio canta entusiasmado, aún no han llegado al estribillo y alguien dice que se le han puesto los pelos de punta. Y tanto.
Pero aquel grupo de la movida no olvida sus orígenes. Los primos se alzan en el escenario para darnos caña. Pega fuerte el baterista con su camiseta de The Who. No me olvido suena potente. Parecían volver los recuerdos con Grité una noche y La chica de ayer, cuando vimos a unos Nacha Pop que querían decirnos que no estábamos en Malasaña ni en los 80, que se acababa lo que se daba y que hasta siempre. Como debe ser.