Momentos de una noche histórica
El concierto de Los nº1 de Los 40 Principales del 17 de junio en el estadio Vicente Calderón de Madrid dejó muchos momentos para el recuerdo. Repasamos algunos de los mejores
Y lo que había dentro. La cantante arrasó. Probablemente, la rubia de oro del pop español tuvo claro que tenía una oportunidad de oro para callar a los más excépticos con ella, y lo consiguió. Posiblemente, una de las mayores ovaciones de la noche. Embutida en un traje de Gucci que le trajeron expresamente desde Italia, estaba, simplemente, espectacular.
El asturiano tenía la responsabilidad de abrir el evento, y la fiebre casi se lo impide. Llegó, cantó y se fue. A pesar de todo, su dúo con Seguridad Social (¡qué buenos!) cantando Quiero tener tu presencia, no defraudó.
Carlos Goñi no la presentó para crear expectación, y el estadio nadie daba crédito hasta que la pantalla gigante no la enfocó. Luz Casal, con una peluca casi albina, cantó Besaré el suelo como nunca. Según dijo luego, se levantó esa mañana con ganas de salir a cantar distinta. No le importa nada.
Tuvo la difícil tarea de compartir escenario con la locomotora Sánchez. Al realizador del concierto le hicieron tanta gracia sus botas que no dudó en enfocarlas casi tanto como su rostro. En el intermedio, el público no lo pudo evitar: "¡Alonso! ¡Alonso!". Su cara era un poema.
Cantó tres canciones en los que su voz fue tan espectacular como su cuerpo. Conocía bien a sus compañeros y amigos David Demaría y Antonio Orozco, pero lo que no sabía el público es su nueva y espectacular imagen. No se sabe qué es lo que come, pero queremos lo mismo.
Se marcó tres sonetos relacionados con sus compañeros en el escenario (Rosario y Estopa) y el cumpleaños (de 40) que dieron buena cuenta de que estaba a gusto. Otro estilismo destacado: su pantalón, cortado por la rodilla y calcetines altos. Fue la nota de color.
Nadie fue capaz de superarlos. La voz de Mecano decidió esa noche subirse sobre unos auténticos andamios con los que cantó dos canciones de Mecano (una de ellas al alimón con Bisbal) y Duele el amor, con Rafa Sánchez de La Unión.
Fueron las únicas cuatro palabras en inglés que se escucharon en ocho horas de concierto: "¡uan, tu, zri, for!" en mitad de su éxito Ave María. La petaca [del micro inalámbrico], que llevaba en la espalda, le duró segundos en su sitio.
Salió también dispuesta a dejar claro que, en arte, no la gana nadie. Recuperada físicamente por completo de su segundo embarazo, se vino arriba en el dueto con Sabina cantando un tema de su hermano Antonio Flores, Pongamos que hablo de Madrid. Con el vello de punta.
Va camino de los 51 años, pero sigue en su línea: seductor hasta el final. Interpretó Amante bandido con el mismo movimiento de cintura que cuando tenía 25 años, aunque con algún kilo de más. Su incipiente barba gustó entre el público femenino. Una vez más.
Con 14 kilos menos, cambió la canción prevista, No es lo mismo, para dedicar ¿Lo ves? a Joaquín Luqui. Poco después, a las 50.000 almas del Vicente Calderón se les salían los ojos de las órbitas. Alejandro Sanz comenzaba a cantar Corazón partío y empezó a sumarse gente al escenario: Shakira, Juanes, Bisbal, Ana Torroja, Bosé, Amaia de La Oreja de Van Gogh, Julieta Venegas...
Si alguien dice haber visto antes algo igual, directamente, es mentira.