El mismo corazón
Él trío británico presentó en la sala Heineken de Madrid los temas de <i>Under the iron sea</i>, su esperado segundo álbum que verá la luz el próximo 12 de junio. Sonaron diez de las nuevas canciones y confirmaron que Keane puede haber cambiado las formas
Ver un concierto de Keane en España el año pasado era asistir a una sesión de karaoke colectivo. No era de extrañar: Hopes and fears contenía algunos de los singles más coreables de lo que llevamos de siglo XXI. Sin embargo, en su presentación de este martes en Madrid, el público fue a escuchar. La ocasión lo merecía. Era sólo el segundo concierto en el que Keane tocaba en directo los temas de Under the iron sea y, visto lo visto, podemos ir confirmando que el trío británico no va ser flor de un día.
Los dos temas que se han podido oír hasta ahora del nuevo disco (el sencillo Is it any wonder? y el vídeo-single Atlantic) abonaban las expectativas que apuntaban a unos Keane más duros y/o intensos, pero quizá la mejor noticia del concierto de ayer es que Tom, Tim y Richard no se han vuelto locos a la hora de introducir novedades en su registro.
Nothing in my way es algo así como Somewhere only we know 2, A bad dream (la favorita de Tom Chaplin) sigue en la línea de los medios tiempos de Hopes and fears y Put it behind you y Crystall ball van a ser dos singles como dos soles que ya ayer dejaron encantados a los incondicionales de la banda.
Las novedades en estos temas serían entonces más bien de tipo formal. El piano de Tim Rice-Oxley puede sonar más swing o más distorsionado, pero el corazón de las canciones sigue siendo el mismo. Aún así, sí que hubo algunos momentos más oscuros de esos que el grupo ha venido anunciando en los últimos meses, como el instrumental The iron sea, The frog prince, Hamburg song o Try again a los que habrá que escuchar con más detenimiento cuando llegue el disco.
Y para que todo el mundo se fuera contento, tampoco faltaron los Everybody?s changing, Somewhere only we know y This is the last time de rigor, aunque el regusto final quedó un poco agridulce, al desoír Keane una clamorosa petición de un segundo bis.