Al alcance de la mano
La banda neoyorquina se presentó en un concierto <i>sorpresa</i> en la sala El Sol de Madrid ante un pequeño y privilegiado aforo de periodistas y fans acérrimos. El grupo que lidera Julian Casablancas estrenó los temas de su inminente tercer álbum, <i>Fi
Lo realmente especial del concierto de The Strokes del pasado sábado en Madrid fue la rara posibilidad de ver a un grupo consagrado y estelar a la distancia de intimidad que normalmente te concede la sala El Sol. Ni siquiera las vallas colocadas excepcionalmente para la ocasión, que separaban al grupo de su público, impidieron que en no pocas ocasiones Julian Casablancas y compañía alargasen la mano para tocar y ser tocados por sus fans.
Muchos de los presentes recordaban aquella primera actuación del grupo en 2001. Un concierto de apenas 45 minutos en el que The Strokes tocó de pe a pa su primer y por aquel entonces único disco. Nadie les reprochó nada. No había mucho más de donde tirar. Cuatro años después The Strokes demostró que es una banda que ya ha alcanzado una más que notable madurez y, algo que pocas veces suele destacarse, una calidad instrumental muy superior a la media. Suenan perfectamente engrasados y bordan esos cambios de ritmo y melodía tan característicos de sus canciones, con un Albert Hammond Jr especialmente brillante a la guitarra.
En cuanto al repertorio, la excusa promocional eran las canciones de First impresssions of Earth, un tercer álbum en el que oiremos a unos Strokes que luchan desesperadamente por buscar nuevos caminos, alejados de la fórmula que en su día los encumbró como grandes revitalizadores del pop de guitarras en el siglo XXI. Y hay que reconocerles, cuando menos, su esfuerzo a la hora de variar sus registros.
El pasado sábado escuchamos temas que se mueven entre riffs heavymetaleros a lo Iron Maiden (Heart in a cage) y baladones épicos (15 minutes), pasando por medios tiempos con un ligero toque funk (Razorblade) y alguna que otra perla que se acerca más a los Strokes marca de la casa (You only live once, el single Juicebox).
Y junto a las nuevas canciones, los viejos hits. Las menciones a Is this it (2001) ganaron por goleada (8 a 3) a los temas de Room on fire (2003). Una buena confirmación de que es el propio grupo el que pareció no quedar muy satisfecho con su segundo trabajo y de que ahora quiere hacer borrón y cuenta nueva. Aún así, Reptilia sonó atronadora. Quizá el mejor momento de un concierto plagado de ellos.