De vuelta al tajo
El nuevo trabajo de Sabina viene revestido de las circunstancias extra musicales que han rodeado al cantautor en los últimos años. Sus problemas de salud y el relativo enclaustramiento al que él mismo se ha sometido hacen que, pese a que sólo han pasado tres años desde su anterior Dímelo en la calle, este Alivio de luto llegue con el marchamo de regreso.
Y resulta que esa sensación acompaña también en los temas del álbum, especialmente en unas letras en las que Sabina nos habla de su ?luto? de estos años, de propia voz y a través de las palabras de sus amigos poetas Luis Montero, Caballero Bonald, Angel González y Benjamín Prado.
Quizá la canción más significativa en ese sentido sea Contrabando, un tema en el que oímos a un Sabina apretando los dientes y sacando fuerzas de flaqueza para volver a la vida. La suya, la que ha hecho de él un personaje popular, querido y respetado: la vida de músico.
De vuelta al tajo y acompañado de sus eternos escuderos, Pancho Varona y Antonio García de Diego, Joaquín Sabina optó por un disco sobrio, sin alharacas ni sobreproducciones. El resultado bien parece haber cumplido con esta premisa y Alivio de luto puede resultar un álbum hasta rockero, o por lo menos más rockero de lo que cabría esperar de un Sabina convaleciente en 2005.
La propia Contabando, Resumiendo, Me pido primer o la versión de Leonard Cohen En pie de guerra apuntan en esa dirección, pero que no teman los seguidores del Sabina más poético. Tampoco es que estemos hablando de un disco de Rosendo o de Lou Reed.
Los medios tiempos (como el single Pájaros de Portugal), la canción con aromas de ranchera (Ay Rocío) y la rumbita (Paisanaje) que han marcado los mayores éxitos del Sabina de los últimos años siguen ahí y, de paso, le dan a Alivio de luto un empaque y una variedad suficientes para que guste a muchos y no decepcione a nadie.