Volando alto, tocando techo
La grandeza del cuarto álbum del dúo zaragozano está en su aparente sencillez musical, en la universalidad de sus letras (quizás en algunos momentos las frases son demasiado manidas), de esas con las que todo el mundo podría llegar a identificarse. Lo conseguido en el álbum anterior, esto es crear un sonido Amaral (rockpopcountryfolkespañol), se pule en Pájaros en la cabeza.
Han resuelto Eva Amaral y Juan Aguirre con gran maestría aquello de venir del súper éxito de Estrella de mar, con la crítica al acecho y el público a la expectativa. Han sabido optimizar en grado sumo un presupuesto de estrellas. Los no pocos arreglos, muchas veces orquestados, son precisos y nunca excesivos, logrando en muchas canciones un concepto casi cinematográfico, lo logra envolver a los oyentes que se presten a ello.
Siempre habrá un cupo que diga "más de lo mismo", sin duda atacados por prejuicios irracionales. Objetivamente tiene las características de un gran disco. Otra cosa es que llegue o no. Porque las canciones lentas pueden entenderse como aburridas si uno no se para a escucharlas. Hay unas cuantas que ni son fáciles ni sonarán en las radios (¿sinónimo de calidad?).
Dentro del denominador común de Pájaros en la cabeza, Amaral no se ha cerrado a nada, y despliega su abanico creativo, pero de manera natural, sin exhibicionismo virtuoso: Desde la potente, ecologista y triste En el río, a la roquera Big Ban; partiendo de El Universo sobre mí (quizás prolongación del anterior álbum) y llegando a un inteligente mestizaje de pop con flamenco en No soy como tú (colabora Enrique Morente); componiendo una bella oda a la amistad con aires de Folk en Marta, Sebas, Guille y los demás, recordando sus anteriores vidas pasan a abordar un estilo retroespañol en Días de verano, Resurreción y la espectacular y antirreaccionaria Revolución (Cecilia no lo hubiera hecho mejor en este siglo).
También hay sitio para medios tiempos marca de la casa en Mi alma perdida, Tarde para cambiar, Confiar en alguien; o para canciones lentas (no confundir con baladas?) donde la exquisita Enamorada emociona. Divierte y pone un aire optimista Salta. Y nos trae los peores recuerdos la descripción de la noche del 11-M en Esta madrugada, recordándonos lo que todos sentimos entonces.
Con este trabajo Amaral vuelva alto y toca techo, y dentro de sus posibilidades, da lo máximo.