Mónica Naranjo: "'Colección privada', un broche de oro a un período maravilloso"
Hoy sale a la venta su recopilatorio y el primer single, <i>Enamorada de tí</i>, lleva dos semanas en lo alto de AFYVE
"Colección privada es un broche de oro a un período maravilloso" aunque ya trabaja "un disco nuevo que no tiene nada que ver con todo esto", avisa la pantera de Figueres, que ya desde niña se interesó por la música impulsada por las grandes divas que le apasionaban a su madre, como Mina, Aretha Franklin o Barbra Streisand.
Saldrá la compilación en tres formatos diferentes: un CD con 18 éxitos y otro CD de remezclas, un DVD con su vídeos y un concierto, y una caja especial con todo.
El título del álbum quizás sea una forma de decir lo importante que es para ella el haber "mantenido su vida privada bajo llave". Y es que asegura que le han ofrecido "grandes sumas de dinero" por hablar de sus intimidades y siempre las ha rechazado.
En 1994, Mónica Naranjo apareció en escena, tenía 17 años y grabó su primer disco homónimo con canciones como El amor coloca o Supernatural, del que vendió la espectacular suma de dos millones de ejemplares, sobre todo en México.
"Era un disco movido por la inocencia y lo cierto es que no sabía lo que se me venía encima. Con ese álbum se "produjo un auto-exilio a México con 18 años", recuerda. Allí se sintió "muy sola". "Pero fue todo maravilloso y la mitad de mi corazón siempre estará allí", comenta.
"De Mónica Naranjo (1994) no rescataría ninguna canción", porque ya no le dicen nada. Al igual que aquel dúo que grabó para la banda sonora de "La princesa cisne" con Mikel Herzog, que "quitaba el sentido de lo horrible que era".
Pero el gran reconocimiento en España le llegó en 1997 con Palabra de mujer. "Todo fue una sorpresa, porque yo no quería ni sacarlo en España, pero por el ímpetu de un responsable de Sony y el mío, se convirtió en un éxito". También ayudó el haber sido arropada y ensalzada por la comunidad gay, gracias a aquella imagen con el pelo bicolor que la convirtió en una diva. "De ese disco rescataría Rezando en soledad, porque "a pesar del éxito, pasé mucho tiempo sola", confiesa.
Después llegaría el homenaje a uno de su ídolos, la italiana Mina, titulado Minage (2000). "Es mi tesoro, mi pequeña joya", dice, que con él veía el sueño de grabar un dúo junto a la tigresa de Cremona. "La gente no comprendió cómo después de vender millones hacía un CD tan diferente, pero era lo que quería hacer" y tenía "canciones maravillosas" como Sobreviviré, que "refleja fielmente como soy".
"Chicas malas (2001) fue la gran cagada", manifiesta sin tapujos. "Tenía un repertorio maravilloso, pero se hizo deprisa y corriendo. Eran canciones que sonaban mejor en inglés. El álbum se edito como Bad Girls un año después.
Mónica reconoce que "de todo se aprende" y ahí se dio cuenta que su vida "no tenía que depender del trabajo". Por eso, ahora se toma su tiempo para componer, porque dice que lo vale.