Apocalipsis ahora
Arranca una voz árabe y a los pocos segundos entran los beats, pesados y contundentes. Pum-pum- pum. Y parece que no han pasado siete años desde The Fat Of The Land, el anterior álbum de Prodigy, el que acercó definitivamente la electrónica al público del rock.
Su trabajo le ha costado a Liam Howlett, cabeza pensante de Prodigy, acabar Always Outnumbered, Never Outgunned. Tanto, que en 2002, tras editar el (supuesto) single de adelanto Baby ?s Got a Temper, dio la patada a sus compañeros Keith (el cantante con pinta de payaso loco) y Maxim (el rapero), para cocinárselo él solo. Esto significa que, pese a la larga lista de vocalistas invitados (entre ellos, un Liam Gallagher distorsionado, o la actriz Juliette Lewis, inmensa gritando/susurrando en la muy punk Hotride), las voces quedan en segundo plano. Lo que importa son las bases. El pum-pum-pum. Y los efectos de sonido infernales, y las perrerías con las que tortura a sus sampleados (sea una flauta iraní en Medusa ?s Path o el bajo de Thriller en The Way it Is, que si Michael se entera le da algo...). Todo lo que toca Howlett sabe a cerveza negra, a sexo guarro, a sangre en la boca. Es techno-punk agresivo, energizante, vivo, en definitiva.
Por eso, Always Outnumbered... es el disco perfecto para el pico de adrenalina de un sábado noche. También lo sería si Apocalypse Now se volviera a rodar: los marines no escucharían a Wagner antes de entrar en batalla. Escucharían a Prodigy.