Locura colectiva
El cuarteto madrileño recaló el pasado 18 de octubre en el Auditorio de la Alameda de Jaén con su gira de presentación de <i>Estados de ánimo</i>
Aseguran que, aunque les gusta la música moña (Ricky Martin, Luis Miguel...), son una banda de rock. Y van por ese camino. Lo que era una utopía cuando publicaban su primer disco, va siendo ya una realidad. Lo dejan claro desde el principio con un intro muy significativo. El Under the bridge de Red Hot Chili Peppers calentó el ambiente en Jaén, y de qué forma.
Preguntas y No quiero nada sirvieron para abrir fuego. Dani, que cambió la lengua de los Rolling por una camiseta de los Hombres G, movió trasero ante unas primeras filas pobladas de jóvenes adolescentes, absolutamente entregadas.
Sin respiro, uno tras otro fueron cayendo muchos de los temas del último álbum, Estados de ánimo. David cobró protagonismo a mitad de concierto, al hacer las voces de Ya nada volverá a ser como antes, Puede ser y Super héroe antes de que los besos adquirieran un protagonismo especial.
Primero, con David y Dani amagando piquitos durante las canciones hasta que, por petición popular, se dieron un beso sin trampa ni cartón. Pero la sorpresa se la llevó Lucía, una joven de las primeras filas a la que Dani invitó a subir al escenario para besarse ?de verdad, en la boca?. Y, ni corto ni perezoso, dicho y hecho.
El directo de El Canto del Loco es potente y las guitarras suenan en primer plano. Jandro pone ese punto de mala leche desde la batería, que Dani compensa con una voz cálida, chulapa ?se nota que es madrileño- y simpática. Es el perfecto contrapunto para un grupo pop que juega al rock en canciones como Crash, con la que cerraron el show, o como No voy a parar.
Sólo se echan en falta arreglos diferentes a los incluidos en los discos. Esas pinceladas sonoras que hacen que el directo no sea un simple karaoke o una mera repetición de lo que ya se tiene en el CD. El oficio, el tiempo y las influencias serán claves en esa lógica evolución. De momento, apuntan buenas maneras.
En lo demás van sobrados. Cuentan con un público fiel que conoce cada canción de principio a fin y, con más de 300 conciertos a sus espaldas, se nota que han aprendido bien la lección para hacer de la locura colectiva el estado de ánimo dominante.