Revolcón en la intimidad
Para su cuarto álbum, González ha reservado una gran dosis de austeridad sonora. La utilización de una mínima instrumentación, con papel protagonista de piano y guitarra acústica, nos introduce en el mundo más íntimo del autor, que rehuye las largas distancias, adopta el cuerpo a cuerpo y prefiere el susurro. El madrileño aparece decidido a ejercer de francotirador, mostrando su perfil más directo y a pecho descubierto. Sus canciones fluyen sin sofisticación, libres de corsé sonoro. Entrar en este mundo inédito del poeta y comunicador sólo exige un estado de ánimo especial. Embelesados ante el idílico paiseaje, corremos el riesgo de quedar enganchados en un mundo irreal.