Paseíllo ?triunfal?
Los concursantes de la segunda edición de <i>Operación Triunfo</i> recalaron en Madrid para presentar su espectáculo el pasado 30 de mayo
Puntuales a su cita, los chicos de OT II pararon ?un momento en el camino?, y, esta vez, le tocó el turno a la capital. Nada más salir al escenario levantado en la Plaza de Toros de Vistalegre, los 16 concursantes del popular concurso televisivo arrancaron el primer estruendo de la noche. Eran los primeros aplausos de un público entregado desde el principio pasara lo que pasara. Por una vez, no había ni favoritos ni nominados. Todos eran estrellas de un concierto en el que cada uno se defendió, a su manera, en el arte del directo. Los cientos de personas congregadas se dividieron, eso sí, las preferencias por unos u otros. Las gargantas de la mayoría de ellos se secaron, a buen seguro, coreando a grito de fan incondicional nombres como los de Beth, Manuel Carrasco, Joan Tena, Tony Santos, Hugo, y la madrileña Nika, que por fin pisó su casa.
Tras abrir boca con Un segundo en el camino, el tema que les ayudó a componer Kike Santander para que todos, absolutamente todos, se lucieran en un escenario, comenzó un ir y venir de intervenciones individuales en las que cada triunfito defendió los singles que grabaron al salir de la Academia. En definitiva, un megamix de estilos a un ritmo frenético pero controlado y medido hasta el último detalle. Hubo alguno, y menos mal, que entre tanta rectitud se permitió alguna salida de tono, que se agradeció sobremanera y gracias a la cual el espectáculo perdió un poco de rigor académico. La más espontánea, sin duda, y por extraño que pueda parecer, Ainhoa, recién llegada de Miami de grabar junto a Emilio Estefan.
Danni Ubeda fue el encargado de destapar la coctelera de versiones varias. Su reto fue conferir estilo propio a Chiquilla, uno de los clásicos de Seguridad Social. Aprendida también la lección sobre maestros de ceremonias, unos a otros se iban dando paso y el testigo de Danni lo tomó una inquilina del foro, Mai Meneses, de la que apenas pudimos conocer nada ya que fue la primera en abandonar la Academia. El resto de protagonistas de esta primera parte del concierto, Enrique Anaut, Miguel Angel Silva, Cristie y las tres chicas de Lunae, Elena Gadel, Tessa y Marey, fueron los encargados de calentar motores y meter a la gente en situación, para que degustasen con mayor euforia el plato fuerte que aún estaba por llegar. Nández, el cuarto en discordia en esta edición de OT, abrió la hora en la que los gritos y los aplausos se hicieron más evidentes. Poco importaba si les escuchaba bien o no, si derrochaban energía o no, allí había ilusión de sobra y ganas de comprobar que las estrellas mediáticas también son de carne y hueso.
Tras un desmelene general de todas las féminas de la Academia al ritmo de Respect, la Eurovisiva Beth desplegó todo su encanto, rastas incluidas, y aprovechó para cantar Parar el tiempo, el single de presentación de su disco Otra realidad. Afortunadamente, el ambiente se empezó a caldear y Tony Santos y Manuel Carrasco, se metieron en la piel de Zucchero, y subieron unos grados la temperatura de Vistalegre con Baila morena (Sexy thing). Algunos que otros de los sofocones que tuvieron lugar ante los sugerentes movimientos de dos de los chicos más aclamados de OT II, se superaron gracias a la deferencia de Carrasco que dejó ?correr el aire? hasta en las distancias cortas...
Nika, la estrella mimada de la noche, arropada por sus paisanos, cantó junto a Hugo y desplegó sus mejores aptitudes musicales al interpretar el single que le ha llevado, por los pelos, a conseguir una carrera discográfica. Luego siguieron algunos de los duetos más emblemáticos del programa, el de Beth y Joan Tena interpretando Sin miedo a nada, una canción de Alex Ubago, o Nández y Cristie cantando Pido perdón de Antonio Orozco.
Fin del paseíllo con todos de nuevo sobre el escenario entonando su particular himno La fuerza de la vida, y con espectáculo de luz incluido para dar grandiosidad a un recital nada ambicioso, y que justo cuando tocaba su fin tuvo que presenciar algún que otro fallo tecnológico y de sonido. Ese fue el segundo estruendo de la noche, pero tampoco importó. Por una vez, el público aceptó de buen agrado los ?errores? de unos y otros, porque en definitiva estos chicos ?se están abriendo camino?, como decía una joven a la salida del concierto.