Sudor glam
La banda británica demostró en Madrid que son algo más que una imagen o puro marketing. <i>Sleeping with ghosts</i> se sudó en La Riviera en un buen directo.
Cinco minutos antes de que Molko y sus compañeros (Stefan Olsdal -bajo-, Stev Hewitt -batería- y un guitarrisra de apoyo) saltaran a escena, La Riviera intentaba calmar el sofoco de tanto calor humano aplaudiendo la llegada de la hora indicada para el show. Fue entonces, apenas transcurridos unos minutos, cuando empezaron a escuchar los primeros sonidos de la noche bajo unas luces rojas intensas. El trío calentaba unos motores que la mayor parte del público ya traía templados de casa (¡somos de esos pocos elegidos que se han dado prisa y tenían las entradas antes de que se agotasen!, se oía decir a algunos). Había ganas, muchas ganas de escuchar y eso se notaba. Las guitarras de Bulletproof cupid quemaron en rojo para abrir el concierto.
Lo que parecía indicar que iba a ser una demostración de luminotecnia, humos, proyecciones y escenografía pronto dejó lugar a un espectáculo por el que se recorrió casi de cabo a rabo el nuevo álbum de la formación londinense, Sleeping with ghosts: Plasticine, English summer rain o The bitter end... A cada tema que interpretaban la sauna elevaba la temperatura y los reyes de la transpiración eran unos músicos que no dejaron parar a su público (ése compuesto por "guapos y guapas" como gritaba Brian) en la larga hora y media de concierto que dieron ante sus fans madrileños.
La voz andrógina de Molko, que sonó con fuerza, se reforzaba en todo momento por la música que salía de los instrumentos de sus compañeros encima de las tablas, parecía ser medida en las inmensas luces en forma de ecualizadores que había en el fondo del escenario y, lo que era más impresionante, era acompañada en todo momento por el lleno absoluto que registró la sala el viernes día 9. Si, por casualidad, alguien que no conociese el grupo se hubiera metido en el concierto, pronto se hubiera dejado llevar por el éxtasis del rock glam de una banda con nombre propio gracias a temas como Pure morning o Every you every me.
¿Fin de fiesta? La banda se despidió de sus seguidores con su peculiar versión del tema de Pixies Where is my mind. La emoción de muchos se evaporaba, todos enjugaban su sudor y Molko y compañía cerraban la sauna con la delicadeza de unos músicos que en las primeras canciones "jugaban" a que todos nos imaginásemos felaciones en directo.