El quinteto donostiarra aspira a superar la leyenda de Mecano
En su momento, la Oreja de Van Gogh venía a ser algo así como el intento más serio por reverdecer los laureles masivos de Hombres G. Y lo lograron. Su pop sencillo, bonito y directo, nacía de esa inagotable cantera de buen hacer y talento que es San Sebastián, de donde procedía Duncan Dhu y de donde también surge otro hijo predilecto de la villa donostiarra como es Alex Ubago, con idénticos mimbres para componer perfectas canciones pop.
Pero las cosas se han ido desmadrando con el paso del tiempo. El quinteto acumulaba ya unas ventas impresionantes con tan sólo dos álbumes en el mercado antes de que apareciera este nuevo trabajo de evocador título. Y la liga en la que juegan ahora es la misma de unos Mecano o un Alejandro Sanz, con claros objetivos multimillonarios por delante y un horizonte internacional por conquistar.
Posibilidades para lo uno y lo otro hay a espuertas. El tercer álbum rompe pronósticos de continuismo. El hecho de que haya tres compositores en el grupo ofrece la suficiente variedad de registros como para que no se sienta ningún peso de reiteración. Es más, el grupo ha tenido tiempo suficiente para pensar y lo ha aprovechado, creando un amplio repertorio de melodías sugerentes de las que se enganchan al subconsciente del oyente.
De la sinceridad de la banda de amigos que admitía ufana su falta de pericia instrumental a la hora de abordar el primer álbum, el sorprendente e ingenuo Dile al sol, se ha pasado a la realidad de un grupo que ha aprendido sobre la marcha a aprovechar sus recursos al máximo, logrando, de paso, una nueva dimensión en sus textos, mayoritariamente tristes y mucho más adultos de lo que nos tenían acostumbrados, capaces (me consta) de tocar la fibra de cuarentones curtidos en mil batallas de amor y desamor.
Hasta ahora La Oreja sólo tenía en su contra un menor carisma mediático que el de esos artistas citados al comienzo de estas líneas, pero su entrada en el reino de las leyenda del pop español de todos los tiempos comenzará, indudablemente, con Lo que te conté mientras te hacías la dormida.
A destacar: Rosas, Vestido azul, Puedes contar conmigo, 20 de enero ...