Agitadores de emociones
El cuarteto británico vuelve a ofrecer un gran <i>show</i> meses después de colgar el cartel de todo vendido en su anterior visita
La última vez que vino Coldplay a España el cartel de "completo" en La Riviera de Madrid puso de manifiesto que no son sólo un grupo de la escena independiente. El cuarteto británico compuesto por Chris Martin, cantante, Will Champion (batería), Guy Berryman (bajo) y Jon Buckland (guitarra) no se pueden permitir ya el lujo de tocar en salas pequeñas o medianas. Martin y sus colegas han tenido que trasladar su centro de operaciones a lugares más amplios aunque esto haga perder un poco la magia de su música.
El Palacio Vistalegre recibió ayer a aquel grupo que hace poco menos de cuatro años eran sólo conocidos en los círculos universitarios y ahora son demiurgos. No por su actitud: más bien lo contrario, (la banda instó al público a que se comprometiera con el comercio justo) sino porque el palacio disponía del espacio necesario para un acoger a un grupo al que el público se ha consagrado. Con más de dos terceras partes del aforo lleno, la peculiar voz de Martin rompió la barrera de sonido:Politik. Era el primer tema con el que inagururaban la noche, de su segundo disco A Rush of blood to the head. La carta de presentación no la pudieron jugar mejor: el público coreaba y devolvían a los ingleses toda la intensidad que cabía esperar.
La música de Coldplay golpea las emociones, se mete y se clava como un punzón. Acostumbrados a los medios tiempos y ritmos acompasados que envuelven la voz de Martin, el concierto tuvo sus enormes dosis de intensidad. En directo demostraron una vez más que se pueden poner al mundo por montera con su virtuosismo musical.
Tardaron dos canciones más hasta que tocaron Spies, tema de su primer álbum Parachutes. No faltaron DonZt panic, Everything is not lost y uno de los temas en el que el público se alineó totalmente con la banda: Yellow. "Cantarrr conmigo", animaba Martin a los presentes en un español mal pronunciado. Todos los devotos de la música coreaban sus melodías. Esta fue la canción que en teoría cerraba el concierto. Faltaban por tocar temas estrellas como Trouble, In my place o Clocks, que fueron con los que ponían fin a un concierto redondo. El grupo tuvo de antemano a un público rendido que al igual que en otros países han conseguido posicionarse en lo más alto del reconocimiento musical. No son blandengues, ni sensibleros. Pueden alternar pianos, guitarra o lo que se les antojen. Nadie se puede permitir el lujo de increpar a un grupo que consigue agitan sentimientos a través de melodías.