Elegantísimo y precioso tercer disco de los de Orlando
Pop rock cristalino y lleno de momentos de gran inspiración es lo que ofrecen Rob Thomas, Adam Gaynor y compañía, en el extraordinario álbum que supone el tercer peldaño en la carrera del quinteto de Orlando. Y lo cierto es que suena tan nuevaolero que da cierto miedo a la reacción que pueda suscitar entre el gran público, que decididamente no está por tal grado de ortodoxia clásica. Pero, si uno es capaz de sustraerse a prejuicios de seudocool, puede encontrar en este disco quizá uno de los mejores del año. Bien tocado, bien cantado, con estribillos, colores y matices y una tremenda elegancia que va tiñendo temas como Bright Lights, Cold o Hand Me down. Chapó, oiga.