La familia Adams crece
El rockero canadiense recaló con su nueva gira en España los días 21, 22 y 23 de febrero en Barcelona, Alicante y Madrid, respectivamente.
El cantante, ataviado únicamente con una camiseta negra ceñida y unos vaqueros, recaló el pasado domingo 23 de febrero en la plaza de toros La Cubierta de Leganés (Madrid) con su potente banda en la que no faltaron sus inseparables Keith Scott (guitarra solista) y Mickey Curry (batería), presentes en casi todos sus trabajos, además del bajista Norm Fisher y el teclista Gary Breit. El show eléctrico, con tintes acústicos (pero pocos), comenzó con Here I am, el tema principal del filme antes mencionado. A pesar de no ser su composición más conocida, el público supo corresponderle y se entregó desde el primer riff de guitarra. Comenzó la magia del rock and roll.
El espectáculo, centrado exclusivamente en la música (el escenario era sobrio, sin adornos superfluos y con un telón de fondo blanco) agradeció que Bryan utilizara su Fender Stratocaster para dar forma, a continuación, a dos de sus mejores composiciones del millonario Waking up the neighbours (1991), House arrest y Can?t stop this thing we started, que intercaló con 18 ?til I die, otro de sus más reciente himnos. El público, que abarrotaba el recinto, coreaba las canciones de principio a fin y Adams ponía de su parte para corresponder a esas 10.000 almas de todas las edades.
Con Back to you, uno de los temas inéditos de su CD Unplugged (1997), comenzó un set casi acústico que tuvo sus mayores ovaciones en la inevitable Summer of ?69 o la oscarizada (Everything I do) I do it for you, tema gracias al que triunfó en todo el mundo y consiguió el estatus de gran estrella del rock, a pesar de que sus detractores aprovecharan la ocasión para tacharle de baladista ñoño y facilón.
La primera parte del concierto (¿primera parte, en un concierto de rock?) terminó con Cuts like a knife y When you?re gone, la canción que en su versión original era un dueto con la Spice Mel C. Lo mejor del caso es que invitó a una chica del público a subir a cantarla con él. Se llamaba Carmen y, aunque no afinó demasiado, supo mantener el tipo y aguantó hasta el final. Entonces, Bryan Adams decidió hacer un receso. Sí, aunque suene raro, así fue.
Tras esa parada, que para el respetable parecía normal, llegaron Have you ever really loved a woman?, una versión acelerada de Heaven (reciclarse es bueno), Somebody, The only thing that looks good on me is you y Cloud number nine, tras la que hicieron el amago de marcharse. Pero la legión de seguidores incondicionales reunida para la ocasión no permitió bajo ningún concepto. La química entre el gentío y el artista y su banda fue total. Era una simbiosis perfecta.
Run to you levantó de nuevo al personal que movía sus manos en un auténtico mar brazos y cabezas. Con The best of me, tema inédito de su segundo álbum de grandes éxitos, bajó al público, bailó con sus fans, se dejó tocar, besar... Bryan Adams es un tipo enrollao.
Digan lo que digan sus detractores (que son muchos) el rockero canadiense es todo un animal de escenario (siempre y cuando vaya abrazado a su guitarra porque en cuanto se la quita, no sabe cómo moverse, se aferra al pie de micro con las dos manos) y su parroquia (de todas las edades) es cada vez mayor, a pesar de que se crea lo contrario. La familia Adams crece cada día más. Me asalta una pregunta: ¿Será el próximo disco de Bryan un álbum en directo? No me extrañaría.