España tiene un nuevo ídolo
David Bisbal abarrota por segunda noche consecutiva el Palacio de Vistalegre de Madrid
Por fin me llegó la oportunidad de ver en directo a uno de los "triunfitos", como cariñosamente bautizaron unos amigos a los participantes de OT. Si tuviera que resumir la noche en una palabra, la primera que se me ocurre es "dolorosa", y sin embargo, la culpa no es de Bisbal. Justo cuando intentaba acceder por la zona de prensa al Palacio de Vistalegre, en el que más de 12 mil adolescentes no paraban de gritar el nombre del artista, un colega de profesión tropezó delante mío asestándome un taconazo en la rodilla, tan certero como inolvidable, que me dejó cojo y adolorido el resto de la noche. En lo estrictamente musical la experiencia fue diferente.
David Bisbal es ahora ídolo de multitudes, pero tiene en sus manos algo más importante: la oportunidad de convertirse en una de las figuras más destacadas del pop español, pero para ello tiene que aprender a cultivar un estilo propio y a saber buscar por dentro para poder dar de sí más que volteretas, sonrisas y patadas de kung fu en el aire. De cara a la galería esos gestos funcionan, pero el futuro depara exigencias diferentes.